Brasil: Campesinos rompen el cerco militar, se retiran y declaran “Volveremos más fuertes”

 


 

 Campesinos del Campamento Manoel Ribeiro resisten valientemente el cerco ilegal. 

Foto de A Nova Democracia.



 

Cientos de familias campesinas del campamento Manoel Ribeiro (Chupinguaia, Rondonia, antigua Hacienda Santa Elina), que se encontraban bajo un enorme cerco militar y vigilados de cerca por los servicios de inteligencia de varias fuerzas policiales y federales, realizaron una hazaña: rompieron el cerco por la madrugada y se batieron en retirada, frustrando el plan reaccionario de masacrarlos y dejaron un lienzo que decía «¡Volveremos más fuertes y más preparados!», según declaró la Liga de Campesinos Pobres (LCP), que organiza a las familias. La retirada organizada y planificada por el campamento fue decidida unánimemente por la Asamblea Popular.

 

El siguiente artículo fue publicado el 28 de mayo por el Journal A Nova Democracia de Brasil y ha sido traducido al español por Periódico El Pueblo.

 

El campamento fue instalado en agosto de 2020, en las últimas tierras que quedaban en manos de los latifundistas, en lo que antes fue la Hacienda Santa Elina (hoy Nossa Senhora da Aparecida), donde en 1995 se dio la heroica resistencia armada campesina de Santa Elina.

 

La retirada silenciosa de más de 200 familias campesinas ciertamente dejó atónitos a los reaccionarios que ansiaban una masacre. Las fuerzas policiales, al día siguiente, ejecutaron el asalto al campamento, encontrando allí un territorio vacío y el mensaje altivo de los campesinos.

 

El comunicado con el que los campesinos revelan su hazaña fue firmado por la Asamblea Popular del Campamento Manoel Ribeiro, su Comité de Defensa de la Revolución Agraria (CDRA), por la Liga de los Campesinos Pobres de Rondonia y la Amazonía Central (LCP) y por la Comisión Nacional de las LCPs de Brasil, y en éste expresan todos los hechos que llevaron al desenvolvimiento de la grandiosa resistencia emprendida durante estos casi 10 meses.

 

Según la LCP, la decisión fue tomada para evitar una nueva masacre y el campamento sigue con su estructura de organización y movilización en pleno funcionamiento: la Asamblea Popular, el CDRA y todas sus comisiones de trabajo. La promesa de los campesinos es volver con más fuerza y organización.

 

El coraje y la resistencia durante los ataques

 

El comunicado menciona que había disposición y coraje para enfrentar a los pistoleros y al viejo Estado al servicio del latifundio usurpador de tierras públicas. La prueba de esto fueron todas las acciones continuas de resistencia emprendidas frente a los más sucios ataques que ocurrían desde la entrada de las familias a la zona.

 

Esos ataques, que comenzaron con las bandas armadas del latifundio, pasaron a ser perpetrados por la propia policía militar (bajo órdenes del coronel PM Marcos Rocha, actual gobernador de Rondonia) después de que fueron detenidos algunos guaxebas (matones a sueldo contratados por el latifundio). Éstos actuaron durante todo el tiempo como seguridad particular de la hacienda Nossa Senhora Aparecida, montando un cerco ilegal y criminal con recursos públicos contra el propio pueblo, en plena pandemia. Entre los ataques, la LCP relata la verdadera operación de guerra montada por meses, que incluyó diversas tentativas de invasión, torturas, y otros crímenes denunciados por los campesinos asentados, todos los cuales fueron repelidos por las familias allí presentes.

 

La LCP describe también el aumento de los ataques contra el campamento después de las declaraciones hechas por Bolsonaro contra el movimiento campesino y la lucha por la tierra. La criminalización creada para justificar la represión precedía el escenario que preparaban los reaccionarios para al fin concretar una nueva masacre en las tierras de Santa Elina (Corumbiara).

 

La prisión para los campesinos

 

Una importante denuncia fue hecha en el comunicado, en relación a la prisión de cuatro jóvenes campesinos. El texto informa que, durante la escalada de ataques y persecuciones, los trabajadores fueron detenidos. «Para realizar el arresto, los policías cortaron los alambres del cerco y arrojaron los vehículos en persecución de los compañeros y acompañantes hasta atropellar a algunos y arrestar a los cuatro», señala el texto. Continúan diciendo: “Entonces dijeron la mentira de que la policía fue emboscada (¿cómo es posible esto en un pastizal, en un campo abierto?) Y que los campesinos habrían disparado a la policía. ¡Mentirosos como siempre!”, dice, confirmando que la evidencia presentada para el arresto fue falsificada.

 

La decisión

 

Cuando se dieron cuenta de que el fascista y genocida (Bolsonaro) daba carta blanca al latifundio, que tenía a su servicio a cientos de efectivos “sedientos de la sangre de los pobres que levantan la cabeza y los miran con determinación y coraje”, y debido a las desfavorables condiciones, las familias evaluaron la situación a través de la Asamblea Popular, y aun cuando había valentía y voluntad de “enfrentar una situación tan extrema y hacer que estos criminales paguen caro y en la misma moneda”, decidieron retirarse de manera organizada para luego regresar con miles para terminar con el latifundio.

 

La decisión, según la LCP, se tomó una vez que éstos comprendieron que habían completado “un camino victorioso para la Revolución Agraria, que forjó a todos los de Manoel Ribeiro, contando además con gran apoyo de nuestro pueblo de todo el país y de compañeros de todas partes del mundo». También afirman: “Agradecidos, saludamos calurosamente [el apoyo], con la promesa de permanecer firmes en la lucha y regresar por miles y preparados para barrer a los terratenientes de la región”.

 

La exitosa retirada y el fracaso de los enemigos

 

La organización de los campesinos también informa que los aparatos y ataques sirvieron para preparar a los que resistieron. Así, ante la mirada de los enemigos y todo el aparato de guerra preparado para llevar a cabo una nueva masacre, se produjo la retirada de todas las familias, lo que ellos encontraron cuando asaltaron el campamento fue el resonante mensaje: «¡Volveremos más fuertes y más preparados!»

 

Esta situación resultó vergonzosa para las tropas, descritas por la LCP como «tropas de bestias comandadas por energúmenos, estrategas de masacres de pobres desarmados» y sus mandatarios, como los latifundistas, Bolsonaro, Marcos Rocha y otros, que se esforzaron por no divulgar la situación que expondría cuánto había fracasado su intento de carnicería

 

Los campesinos permanecen con la frente en alto y convencidos de la victoria, según el pronunciamiento. Afirman que esta jornada fue solo una de las muchas batallas por la conquista de la tierra y que, con la certeza de que la causa es justa y que es justo rebelarse, regresarán.

 

«Volveremos más fuertes y más preparados», lienzo dejado por los campesinos.

 

 

Las lecciones aprendidas

 

El movimiento declara que las tierras del campamento Manoel Ribeiro ya han sido repartidas en pequeñas parcelas para distribuirlas a las familias y que el sorteo de lotes ya se ha dado.

 

Las familias relatan que en el día a día del Campamento aprendieron a elevar mucho más la organización y disciplina de los trabajadores, a solucionar problemas y a hacer todo colectivamente con sus propias manos.

 

Describiendo cómo era la vida en el campo, señalan que en Manoel Ribeiro las masas deciden todo colectivamente con discusiones, estudios y que las decisiones sobre todos los asuntos, se toman por la votación de la mayoría a través de la Asamblea Popular y son aplicadas por su órgano de gobierno, el CDRA, elegido directamente por las masas, con delegaciones y mandatos que pueden ser revocados en el momento en que la Asamblea Popular lo decida, asegurando así que quienes tienen el liderazgo siempre se mantendrán fieles a la aplicación de la voluntad de la mayoría.

 

En la nota, los campesinos afirman que todos en la zona tienen derechos y deberes en igualdad de condiciones para todos y todas. En cuanto a las mujeres, dicen que han aumentado su participación en todos los niveles de responsabilidad, desde la base hasta la dirección y en todos los asuntos. Y relatan que a través del Movimiento Femenino Popular (MFP) pudieron demostrar su valor y ganar reconocimiento por el combate y la educación, contra la opresión femenina. En estos meses, los niños del Campamento contaron con protección, escuela y actividades deportivas y recreativas.

 

Se formaron comisiones de trabajo, según se informa, para todo tipo de tareas, desde problemas de logística, producción, abastecimiento, salud, educación y actividades culturales, celebraciones de las fechas históricas de la lucha popular del pueblo brasileño y del mundo, de nuestros héroes y heroínas, seguridad y defensa, etc. El control de la prevención sanitaria de la pandemia y otros cuidados de salud dentro del campamento también se llevaron a cabo durante todo el período.

 

Los campesinos afirman que «la organización del pueblo es muy superior, y es el camino necesario para que la fuerza popular hoy, aún dispersa y desorganizada, se convierta en una poderosa fuerza organizada y a través de su expansión y multiplicación, realizar las transformaciones que el país necesita».

 

 

Niños y niñas advirtiendo sobre las condiciones sanitarias a la entrada del campamento.


El cumplimiento de las promesas

 

En el comunicado, la LCP afirma que no solo lucha por la tierra, sino también por la justicia, por el Poder de Nueva Democracia y un Nuevo Brasil para “nuestros hijos y nietos”. Y declara: «la Liga no consigue tierras ni nada para el pueblo, la Liga es el pueblo campesino organizado en una lucha combativa e independiente contra la opresión y explotación impuesta por los parásitos de la Nación». El movimiento demuestra que quien consigue la tierra son las masas organizadas en la lucha consciente, dispuestas a utilizar todos los medios necesarios para conquistarla. «Sólo las masas tienen la fuerza para eliminar todos los obstáculos de su camino y transformar la sociedad», afirma.

 

Ante esto, las organizaciones firmantes declaran que la batalla por la conquista total de las tierras de Santa Elina aún no ha terminado y recuerdan que luego de los episodios de la Resistencia Armada Campesina en Corumbiara en 1995, juraron retomar las tierras y efectivamente lucharon durante todos los años que siguieron para cumplir con este compromiso.

 

“Nos retiramos ahora para volver más fuertes y nunca más irnos. Estas tierras reclamadas por la sangre indígena y campesina derramada sobre ellas, sangre que corre por nuestras venas, serán tomadas y entregadas a las familias legítimas y de hecho. ¡Quien viva lo verá!”, dice el movimiento.

Tomado de Periódico El Pueblo (Chile)