Breves iniciando semana


Internacional. Elon Musk, miembro de la oligarquía, hace política al hablar en redes sociales. En medio de una discusión con un usuario de twiiter que comentaba: “¿Sabes qué no era lo mejor para la gente? el gobierno de EE. UU. organizando un golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia para que pueda obtener el litio allí”, el magnate y director de diversas empresas transnacionales respondió con cinismo: “daremos un golpe de Estado a quien queramos”, reflejando con toda claridad la relación de subordinación del estado ante los designios de las clases parasitarias en el poder, y mostrando como muy pocas veces los verdaderos intereses de la burguesía y del imperialismo en relación con los países oprimidos. El litio es un metal blando utilizado en la industria automotriz y de dispositivos móviles (tabletas, computadoras y teléfonos), y se extrae de lugares específicos, como el llamado “Triángulo del Litio” donde se concentra el 85% de sus reservas mundiales, el lugar está ubicado en América del Sur, contemplando a Bolivia, Brasil y Chile. Musk es cofundador y dueño de empresas como SolarCity, PayPal, SpaceX, Tesla Motors, OpenAI, The Boring Company.

Chile. Continúa la huelga de hambre de los presos políticos Mapuche, iniciada el 4 de mayo en exigencia de libertad, mejoras en las condiciones penitenciarias y por supuesto, respeto a la tierra y el territorio Mapuche, tan fuertemente asediado por el viejo estado chileno. La huelga iniciada en el penal de Ángol, ha sido reforzada con nuevas huelgas en los penales de Tamuco y Lebu, sumando un total de 27 prisioneros Mapuche en resistencia. En un comunicado dado a conocer hace algunas semanas Cristina Romo, en representación de los presos Mapuche enfatizó: “Hacemos un fuerte y amplio llamado a continuar con las distintas movilizaciones (…) teniendo presente que cada acción de fuerza que ejercen nuestras hermanas y hermanos Mapuche, independientemente de donde se hagan, es la lucha de nuestro pueblo y nación Mapuche”. Ya han transcurrido 91 días desde el inicio de la huelga, y mientras la lucha se continúa, el viejo estado hace todo por complicar aún más la situación, como el violento desalojo contra familiares de los presos políticos Mapuche en el penal de Tamuco, donde fue detenida la abogada Daniela Sierra y encarcelada por al menos tres días, según informa el Periódico El Pueblo, prensa popular y democrática. Usted puede tener más información dando click aquí. 

México. Nuevamente Esteban Moctezuma, Secretario de Educación Pública, representante de la oligarquía y caballo de troya de la derecha dentro del “nuevo gobierno”, plantea el retorno a clases, esta vez anunciando como fecha el 24 de agosto bajo una modalidad “a distancia”, transmitiéndose los contenidos por seis canales de televisión e internet, argumentando que lo harán de manera coordinada con los maestros; algo totalmente absurdo si consideramos que en México el acceso a las telecomunicaciones (radio, televisión, dispositivos móviles e internet) mantiene una brecha profundamente marcada entre ciudad y campo, así como entre clases sociales. Las cifras oficiales del INEGI dicen que más del 90% del territorio nacional tiene infraestructura eléctrica, pero es bien sabido que la cifra es maquillada de cuando en cuando para embellecerla; bajo está lógica se presupondría que la mayoría de los hogares tuvieran electricidad, algo que no ocurre en los barrios populares y las comunidades rurales de todo el país; lo mismo en cuanto a la televisión, INEGI dice que 91% de las familias mexicanas tienen una, y que llegó a contar hasta 43.5 millones de estos aparatos en 2018 (en México al día de hoy somos 136,164,453 de habitantes). Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares del INEGI en 2019, solamente el 70% del territorio nacional tenía cobertura de internet, lo que se explica principalmente con la falta de infraestructura pública (no hay electricidad o antenas satelitales), y en medio de esto el 77% de esta cobertura se encuentra en las áreas urbanas, mientras el 23% restante en las zonas rurales. Solamente el 48% de la población en México tiene acceso a un dispositivo móvil, y un 25% de quienes si lo tienen deben concretarse desde alguna red pública, llámese el trabajo, la escuela o plazas comunitarias. De igual forma otro 48% no tiene teléfono móvil por no poder adquirir uno o por no poder contratar un plan o disponer de saldo para este. Cuatro de cada cien personas en nuestro país no tienen un teléfono celular, y entre los que sí lo tienen, solamente el 22% cuenta con algún plan tarifario mientras 68 millones de personas deben adquirir recargas, siendo más frecuentes entre 10, 20 y 50 pesos. Con estos datos eminentemente técnicos (una niñez sin acceso a la televisión, el internet o la energía eléctrica) y todavía sin desmenuzar los alcances pedagógicos de esta, la modalidad “a distancia” que propone el también enemigo histórico de la CNTE, nos habla de una “nueva educación” donde los pobres estamos descartados.