EE.UU. conmoción por el caso de Vanessa Guillén.


Justicia para Vanessa Guillén. Mural
El día 22 de abril del presente año desapareció de forma misteriosa la Mexicoamericana, Vanessa Guillén, en la base militar de Fort Hood en Texas. La también hispanohablante era soldado, como miles de latinos, afroamericanos y personas de otras nacionalidades oprimidas que se dan de alta en este ejército reaccionario de ocupación para buscar la ciudadanía, cursar la educación universitaria o mantener económicamente a sus familiares.

Este fenómeno se ha normalizado y hoy podemos ver a muchas de estas personas servir para el ejército imperialista de los EE.UU. pero en realidad, detrás de esta “normalidad patriótica” existe un ejercicio de gleba entre los jóvenes de los sectores populares, y especialmente entre las masas más amplias y profundas de estos que prácticamente no tienen otra opción.

No dejes de buscarme, no dejes de luchar por ellos. Mural en honor a Vanessa y a los niños latinos detenidos por el ICE
Dentro del ejército reaccionario los jóvenes del pueblo lentamente se van desclasando y derechizando, tanto por la formación castrense y castrada de los ejércitos imperialistas, como por la doctrina ideológica que se les impone. Al interior de las fuerzas armadas reaccionarias se aplica un régimen de castas, y en el ejército yanqui estas castas se miden, además de la capacidad económica y el linaje militar, por el color de la piel, ponderando las ideas del supremasismo blanco.  Dentro de sus filas continúa el racismo, el desprecio a los pobres, el odio a los migrantes e indocumentados y por supuesto, el acoso sexual. Los oficiales del ejército reaccionario, sean hombres o mujeres, sostienen prácticas de servidumbre que adopta formas diversas y reflejan el grado de descomposición y barbarie alcanzado de forma genérica en todas las fuerzas militares colonialistas por todo el mundo.

Es sintomático que, al regresar de las guerras de ocupación, todos los militares de clases bajas en los Estados Unidos son segregados, señalados y vilipendiados por tener desórdenes mentales, adicciones y alcoholismo, muchos terminan en las calles viviendo sin un techo, otros van a prisión por crímenes violentos; ya no vuelven a ser los mismos después de haber estado en los frentes de guerras exteriores, en su mayoría tienen que lidiar con enfermedades y traumas de por vida.

Caso Vanessa

Familiares y amigos de Vanessa exigen justicia
Los hechos de su desaparición fueron oportunamente señalados por Mayra Guillén (su hermana) ante las autoridades judiciales, señalando que Vanessa había denunciado acoso sexual por parte de un oficial, pero las autoridades militares guardaron silencio.

Ante la presión social y la defensa legal de los familiares se levantó la denuncia por desaparición y se emitió una recompensa para dar con su paradero.

Desgraciadamente se ha encontrado una osamenta en el rio Leon, cerca de la base militar, los restos aún no han sido identificados plenamente, pero tras los estudios periciales se presume que la mujer soldado fue asesinada a golpes de martillo; el principal sospechoso, un oficial especialista de nombre Aaron David Robinson se suicidó, según versiones de la policía de Texas, mientras le perseguían. En tanto se realizan los estudios periciales correspondientes, los familiares de Vanessa han convocado a la comunidad latina a marchar para exigir justicia.

A 40km del lugar, el pasado 19 de junio las autoridades civiles encontraron los restos de Gregory Wedel-Morales, un joven soldado de segunda clase que había desaparecido desde hacía diez meses, tenía ascendencia latina. Coincidentemente, estaba asignado a la misma base militar que la mexicoamericana Vanessa.

Más voces se han sumado, para exigir el inmediato cierre de la base militar de Fort Hood, Texas así como el cierre de las oficinas de reclutamiento de todas las fuerzas armadas. Una exigencia claramente legítima es que cesen de reclutar a personas de nacionalidades oprimidas en los barrios pobres, principalmente compuestos de latinos y negros.

El homicidio de George Floyd y las muertes violentas de manifestantes en manos de la policía durante las recientes protestas han demostrado que la política de gobierno estadounidense descansa sobre bases de odio racial y de clase contra el pueblo trabajador. Los casos de Vanessa y Gregory solo vienen a confirmar que esta política es inherente al imperialismo yanqui en todas las esferas de la vida, incluso dentro de sus fuerzas armadas. Si la ira del pueblo oprimido se desborda es con justa razón.