A
continuación, compartimos un documento del Partido Comunista de Filipinas en homenaje
a la camarada Maria Malaya, caída en combate el pasado 12 de febrero. La
camarada fue miembro del Comité Central y del Buró Político del Partido, además
fue un alto mando militar del Nuevo Ejército del Pueblo y desempeñó un papel
clave en el desarrollo de la guerra popular en Filipinas.
La dirección y
toda la militancia del Partido Comunista de Filipinas, todos los combatientes
rojos y comandantes del Nuevo Ejército del Pueblo, y todas las fuerzas
revolucionarias del pueblo filipino, levantan sus puños cerrados y rinden
homenaje a Ka Maria Malaya (Myrna Sularte), uno de los cuadros dirigentes del
Partido y amado guerrero de las masas oprimidas de obreros, campesinos y el
pueblo Lumad de Mindanao.
Ka Maria, de 71 años, cayó en su última batalla el 12 de febrero en Barangay Pianing, Butuan City, en un feroz encuentro entre el Nuevo Ejército del Pueblo y las despiadadas fuerzas fascistas de la Brigada de Infantería 901.
Fue miembro del
Comité Central y del Buró Político. También fue miembro de la Comisión de
Mindanao y secretaria del Comité Regional del Partido del Noreste de Mindanao
durante más de dos décadas. También fue portavoz del Frente Democrático
Nacional en el noreste de Mindanao.
Natural de
Bayugan City, Agusan del Sur, Ka Maria procedía de una familia de clase media
campesina. Se licenció en agrotecnología en una de las universidades de Butuan.
Dejó su vida relativamente cómoda para servir desinteresadamente a las masas
oprimidas y explotadas. Se afilió al Partido en 1977, en plena oscuridad del
régimen fascista de la entonces dictadura de Marcos.
Durante las
últimas cinco décadas, desempeñó diversas tareas, incluida la dirección del
trabajo revolucionario en ciudades y zonas rurales, tanto en el oeste como en
el noreste de Mindanao.
Su compromiso
con la causa revolucionaria nunca decayó. Cumplió incansablemente sus deberes
como cuadro del Partido y dirigente del Nuevo Ejército del Pueblo, incluso
cuando le diagnosticaron un cáncer, al que se enfrentó durante dos décadas con
una dieta y un tratamiento disciplinados.
Ka Maria fue una
ferviente estudiosa del marxismo-leninismo-maoísmo. Aplicó con asiduidad los
principios básicos, la política y el programa del Partido a las condiciones
concretas de la población del noreste de Mindanao. Al mismo tiempo, estudió las
experiencias revolucionarias de Vietnam, China y otros países, así como las de
otras regiones del país.
Durante muchos
años, fue una estrecha colaboradora de su marido, el antiguo portavoz del NEP
Ka Oris, en la dirección del Partido y del NEP para lograr victorias revolucionarias
en el avance de la guerra popular prolongada. Fue uno de los pilares más firmes
del Segundo Gran Movimiento de Rectificación de 1992, que promovió y aplicó sin
vacilaciones.
Ka Maria era un
cuadro militar por excelencia. Siempre se aseguró de que la guerra popular en
la región noreste de Mindanao se desarrollara de forma integral. Bajo el
inquebrantable liderazgo de Ka Maria, el NEP y el pueblo libraron una lucha
inquebrantable contra las destructivas y explotadoras empresas mineras, las
plantaciones y los proyectos de ecoturismo que alejaban a las masas
trabajadoras de sus comunidades y devastaban el medio ambiente.
Inculcó en el
NEP la determinación inquebrantable de combatir todas las formas de opresión y
de exigir justicia por todos los crímenes perpetrados por los fascistas contra
el pueblo.
Inspiró y ayudó
a organizar la resistencia de las masas Manobo lumad en la defensa de sus
tierras ancestrales y en la prevención de nuevas agresiones de los «proyectos
de desarrollo». Por ello, se ganó la ira de los grandes compradores burgueses y
de las corporaciones multinacionales, que aportaron fondos para armar y
entrenar a unidades de las fuerzas armadas enemigas y a grupos paramilitares
para luchar contra el NEP y «neutralizar» a Ka Maria.
En los fugaces
momentos de respiro, Ka Maria capturó la escurridiza belleza de raras orquídeas
y flores, cuyos vibrantes colores estallaban en medio de la verde selva de los
campamentos guerrilleros.
Al igual que la
sangre de los héroes revolucionarios corría por las venas de Ka Maria, su
sangre corre ahora por las venas de una nueva generación de cuadros del Partido
y de combatientes rojos. Están decididos, como lo estuvo Ka Maria, a hacer
avanzar la guerra popular de una etapa a otra, hacia la victoria completa.