Publicado por Periódico Mural
A los cadáveres de los
guerrilleros caídos los arrojaron en un camión para transportar madera y los
pasearon por el pueblo para que sirviera de amenaza y escarmiento. El ejército
detuvo a todo aquel que encontró en la calle y los caminos, sospechando que fueran
simpatizantes de los guerrilleros. Por
órdenes del entonces gobernador Giner los enterraron en una fosa común, el
sátrapa espetó: “quieren tierra, ¡qué traguen tierra!”. Solo el periodista Víctor Rico Galán se
atrevió a documentar los sucesos.
Los problemas agrarios en
Chihuahua no se solucionaron con la revolución, ni tampoco esta terminó con el
latifundio, solo cambió de forma, y la represión contra quien procuraba
rebelarse era moneda de cambio, tal como lo es hoy.
Una vez que se terminó la explotación
minera, los caciques comenzaron a explotar la madera, despojando de sus tierras
a los campesinos que llevaban habilitándolas por generaciones y asesinando a
quien osara desafiarlos; Socorro Rivera, agrarista que logró la repartición de
la Hacienda Babícora, fue asesinado en 1939.
A partir de 1950 recrudeció el
despojo latifundista y con este la represión. Pronto los pobres del campo
dieron respuesta, acompañados por los normalistas y el magisterio democrático
hicieron resurgir el movimiento campesino, presentando las denuncias y la
defensa legal, defendiendo sus tierras y organizando tomas de recuperación y
reparto agrario, apoyadas por Álvaro Ríos y la UGOCM*, expresión del trabajo de
masas del entonces llamado Partido Popular [1].
Bajo la dirección de esta
organización, grandes masas de campesinos pobres e indígenas se movilizaron
presionando por decretos expropiatorios y el fin del latifundio; en esta lucha
también es asesinado el Profesor Francisco Luján Adame por matones pagados por
el caciquismo local. Su hijo Julián y el
Profesor Arturo Gámiz asumen la tarea de continuar el proceso organizativo
entre las masas.
No obstante, al interior del ya
para entonces Partido Popular Socialista y la UGOCM comienzan a desarrollarse
severas contradicciones que más tarde le llevarían a la ruptura. Por un lado,
las estructuras de base viviendo al vórtice de la tormenta en las
movilizaciones de masas, las tomas de tierras y la autodefensa contra el
latifundio, plantean la necesidad de elevar las formas de organización y las
formas de lucha, reivindicando el marxismo-leninismo y los procesos
revolucionarios que en otras latitudes estaban confirmando la vigencia de la
lucha armada revolucionaria para la transformación de la sociedad. Por otro
lado, las cúpulas socialdemócratas, reformistas y oportunistas de ese partido
planteaban la alianza con el PRI para llevar a la presidencia de la república
al tirano Gustavo Díaz Ordaz.
Reflejo de esta disyuntiva es
la praxis al interior de la UGOCM en el trabajo de bases en Chihuahua. En la
Región Serrana Norte-Occidental, el Profesor Arturo Gámiz y los hermanos
Salvador y Salomón Gaytán desarrollan fuerte presencia impulsado un reparto
agrario, la mayor de las veces al margen de la acción legal. En la Región
Centro-Sur, los hermanos Pablo y Raúl Gómez encabezan también la lucha agraria,
llegando incluso a presentar candidaturas por el PP en la búsqueda de una
solución pacífica a los conflictos sociales que desde su génesis son
irreconciliables. El propio Profesor Pablo Gómez cae en esta trampa y contiende
como candidato a diputado federal en 1964, siendo fuertemente cuestionado por
dirigentes históricos como Jacinto López y el propio Arturo. La farsa electoral
se impone nuevamente, y las bases combativas de la UGOCM rechazan ser de nuevo
utilizadas para legitimar el sistema electoral burocrático; el abstencionismo
masivo de comunidades y pueblos en resistencia dejó en claro que las elecciones
no son la solución.
No obstante, las luchas y
derrotas en común, la terrible represión que se cierne sobre el movimiento
agrarista, la complicidad y colaboracionismo del PPS con el régimen, terminan
por unificar el proceso organizativo de las bases en Chihuahua, haciendo
coincidir ideológicamente a los Profesores Arturo Gámiz y Pablo Gómez: las
alternativas de lucha pacífica estaban ya canceladas.
Esta conclusión es totalmente
legítima; el gobernador Praxédes Giner Durán, ex militar y cacique político,
sólo respondió a las demandas sociales con fuego; decenas de activistas fueron
asesinados, otros más encarcelados. Los movimientos normalista, magisterial y
campesino se radicalizaban en correspondencia, las tomas de dependencias y de
tierras se desarrollan de forma vertiginosa cualificando la capacidad de
combate entre las masas, la autodefensa revolucionaria se hizo indispensable;
surge el núcleo principal del Grupo Popular Guerrillero como germen de la
insurrección. El Primer y Segundo Encuentro de la Sierra marcan los derroteros
de la unidad del movimiento y la luchar armada, precisamente en ese orden. Los
cinco resolutivos emergidos del Segundo Encuentro marcan la pauta y la
directriz estratégica: 1. El Imperialismo, 2. El Mundo Colonial y Semicolonial,
3. Breve Resumen Histórico de México, 4. Medio Siglo de Dictadura Burguesa y 5.
El Único Camino a Seguir.
Las primeras acciones del GPG
son reivindicadas tras las voladuras de los puentes que conectaban a los
aserradores de la zona, los ajusticiamientos de Guadalupe Escobel, Florentino
Ibarra y Carlos Ríos, el incendio a una estación de radio del latifundio y el
asalto al cuartel de la policía judicial en el municipio de Dolores que derivó
en la primera expropiación organizada de armas bajo el principio: “las armas,
se consiguen por medio de las armas”. Posterior a ello vendría la certera
emboscada contra el 52 Batallón de Infantería en la Sierra de Madera, donde 30
efectivos del ejército mexicano son reducidos en una operación militar,
siéndoles decomisadas sus armas, municiones, equipos de transmisión y
uniformes.
El GPG lanza una crítica
demoledora hacia los partidos revisionistas, para entonces representados en el
Partido Popular Socialista y el Partido Comunista de México, de quienes
asevera: “han abrazado el revisionismo contemporáneo. Han renunciado a la
revolución. Prestan atención exclusivamente a las formas convencionales de la
lucha y se olvidan de las formas revolucionarias principales. Aceptan tan sólo
lo legal y lo pacífico de la doctrina del proletariado”. [2]
El 23 de septiembre es ya una
efeméride en la memoria de los pueblos dignos de México, marcó el inicio de la
guerrilla moderna en México y la apertura de un periodo de la lucha de clases
que arrastró a grupos y sectores de la población y especialmente de la
juventud, a la confrontación armada contra el terrorismo de estado y las
explotaciones. Los sobrevivientes del Grupo Popular Guerrillero procuraron
formar el “Movimiento 23 de septiembre”, algunos se integraron a otros
proyectos revolucionarios y finalmente una, la formación de la “Liga Comunista
23 de septiembre” y su periódico “Madera”, pretendían representar la
continuidad de la lucha de Arturo Gamiz y Pablo Gómez, caídos en combate la
mañana de aquel 23 de septiembre de 1965 en el frustrado asalto al Cuartel
Madera.
Hacía ya tiempo que la
Revolución China, las guerras de Corea y Vietnam y la Revolución Cubana
mostraban la eficacia de la guerra de guerrillas en la acción revolucionaria.
El ataque al Cuartel Moncada fue inspiración y referente.
La reconstrucción histórica y
el análisis de los hechos descritos por sobrevivientes, además de los datos
contenidos en los diarios de campaña, las actas, los archivos históricos y
textos de investigación de diversos autores, apuntan a reconocer desde una visión
autocrítica e introspectiva del movimiento revolucionario, que si bien la
decisión de iniciar la lucha armada era correcta, al igual que la crítica y
rompimiento con las formaciones revisionistas y reformistas, las formas en
que se planificó en medio de notables
deficiencias como la infiltración del viejo estado y la falta de un
destacamento de vanguardia de clase obrera pertrechado de una sólida ideología
científica capaz de vincularle con las amplias masas, organizándolas y
movilizándolas para la guerra, dio al traste con este esfuerzo ciertamente
heroico y justo, que estuvo fuertemente marcado por la concepción del foco
guerrillero, adoleciendo de una estrategia militar amplia y justa como lo es la
guerra popular.
No obstante, el acto heroico y
consecuente de los compañeros de GPG debe permanecer en nuestra memoria y
recordar que las parciales derrotas son, como dice el presidente Gonzalo: “un
recodo en el camino”. Es nuestra tarea comprender los procesos, la razón de
las derrotas, tomar las ideas correctas, corregir y evitar los errores,
desbrozar el sendero, ascender al triunfo como se asciende las montañas hacia
un nuevo estado social.
Notas.
*. UGOCM. Unión General de Obreros y Campesinos de México. Fue la principal expresión agrarista del Partido Popular, teniendo una presencia notable en el norte del país, principalmente. Encabezó la lucha por el reparto agrario, combinando formas de lucha legales e ilegales. Las más destacadas de ellas precisamente a cargo del Profesor Arturo Gámiz. Posteriormente la UGOCM así como su partido se entregaron por completo en la práctica del colaboracionismo de clase, fieles a las directrices del oportunista Lombardo Toledano; socialdemócrata de toda cepa y enemigo del PCM y de las formaciones comunistas que surgieron tras las rupturas con el revisionismo contemporáneo.
1.- El Partido Popular fue formado en 1948 por el socialdemócrata Vicente Lombardo Toledano. Posteriormente en 1961 cambia su nombre por Partido Popular Socialista, manteniendo en esencia la misma práctica política. La clase obrera mexicana en su genial sátira política solía reconocer a este partiducho con el apelativo de “ni, ni ,ni”, que significaba “ni partido, ni popular, ni socialista”. Bajo la égida de Lázaro Cárdenas formó parte del llamado Frente Popular Mexicano, donde también el PCM participó con una actitud subordinada en una pésima interpretación de la táctica del frente único, planteada con justeza por la Internacional Comunista.
2.- El Único Camino a Seguir, 5ª Resolución del Segundo Encuentro de la Sierra. AGN.