“Las mujeres nacen como flores en el campo y brotan con la lluvia de la rebeldía”.
Dicho encuentro surge como necesidad de un cobijo, un marco de referencia y unificación de diversos procesos de lucha que han sostenido mujeres defensoras de derechos humanos, de los recursos naturales y de la lucha indígena; centrando el tema en específico de la defensa de la tierra y territorio desde un enfoque feminista y revolucionario.
El fin de participar en estos procesos organizativos es el compartir y aprender de las experiencias de los trabajos que las compañeras han venido realizando a lo largo de sus vidas en las diversas organizaciones, colectivos y asociaciones civiles, en su lucha contra la imposición de mega proyectos como son las minas, los parques eólicos, las presas, las súper carreteras para transportación de mercancías, la sobre explotación de nuestros recursos naturales, etc., particularmente ahora con el impulso del programa de las llamadas “Zonas Económicas Especiales”, de las cuales hemos coincidido en este IV Encuentro que los fines políticos y económicos que hay de fondo en esos mega proyectos obedecen a intereses del capitalismo burocrático y el imperialismo, por ser México una semicolonia del Imperialismo, particularmente el Estadounidense, con relaciones de producción semifeudales que facilitan la sobreexplotación de nuestros recursos naturales y la opresión más despiadada sobre las masas trabajadoras de la ciudad y el campo, pasando por encima de la consulta a los pueblos, violentando su libre determinación.
Esta política de imposición se da a través de la intimidación, misma que recurre actualmente a la militarización, agrediendo, desapareciendo y/o asesinando a todo aquella persona que se levante en defensa de la tierra y los recursos naturales que (desde siempre y por derecho) les corresponde; y pese a que se ha demostrado que esos proyectos dañan a la naturaleza, se empeñan en continuar con ellos, provocando división, inseguridad y violencia dentro de las comunidades. Haciendo énfasis en que el objetivo de esos mega proyectos no corresponde a las necesidades de las comunidades, peor aún, atiende a las necesidades de los capitalistas, ya que lo obtenido a través de la violencia y despojo contra los pueblos y la naturaleza es para alimentar sus empresas y grandes capitales, es decir: para alimentar sus intereses.
Ante esto aplaudimos y reconocemos la ardua labor que realizan todas las defensoras dentro de cada sector y comunidad al que pertenecen, pese a las agresiones que sufren día a día, como el hostigamiento, la persecución, el encarcelamiento, las desapariciones forzadas y hasta los asesinatos en su contra, siendo particularmente reprimidas las mujeres defensoras, aunque el viejo Estado no lo acepte y continúe criminalizando la organización y la protesta social, misma que nosotras y nosotros llamamos lucha de clases.
La burguesía entiende que la mujer trabajadora en general, y la mujer campesina e indígena en particular en el marco de la lucha contra los mega proyectos imperialista juega un papel importante dentro de la lucha de clases y por ello teme verlas empoderadas al frente de procesos organizativos desde las comunidades de base que representan. A ese fin responden las miserables agresiones de género, que son también agresiones de clase y políticas contra nuestras compañeras defensoras de distintos pueblos, comunidades y procesos organizativos; el capitalismo burocrático y el imperialismo están haciendo de las compañeras el blanco principal de sus amenazas; como lo dijo el presidente Mao Tse Tung: “Las mujeres sostienen la mitad del cielo, porque con la otra mano sostienen la mitad del mundo” y ¡vamos a tomarlo por asalto!.
Porque las mujeres siempre estamos ahí, en pie de lucha, en nuestras comunidades, defendiendo a nuestros pueblos, defendiendo la vida, la cultura, la identidad de nuestros pueblos; defendiendo la madre tierra, porque sabemos que ella es la máxima dadora de vida, sabiendo a la perfección que si atentan contra la naturaleza atentan directamente contra la vida, prácticamente el 80% de las compañeras que se dedican a la defensa de la tierra y el territorio sufren algún tipo de agresión, no simplemente por ser defensoras sino por el hecho de ser mujeres.
Es un hecho que no solo en Oaxaca se atenta contra nuestras compañeras y compañeros sino también en Chiapas, Yucatán, Veracruz, el país entero y otros países como Guatemala, Venezuela, Nicaragua, etc, donde si bien es cierto los procesos o las formas de lucha no son las misma (por las necesidades y complejidades de estas) son en beneficio de nuestro derecho a vivir en paz en base a la libre determinación de los pueblos, en un entorno colectivista (nosotros le llamamos socialista) y sostenible, libre de empresas transnacionales, de mega proyectos que tiñen de sangre y violencia nuestras comunidades, donde defendemos de forma organizada nuestro derecho a la libre decisión y administración de nuestros recursos naturales y nuestras formas de hacer gobierno, y hacer poder popular.
Debido a que el Estado no reconoce ni mucho menos garantiza la protección y cumplimiento de los derechos humanos, nos vemos en la necesidad de trabajar en conjunto con organismos estatales e internacionales de defensa de los Derechos Humanos (DH), así como con defensores y organizaciones; para así conocer las formas de acompañamiento que ayudan a visibilizar los conflictos y poder tener incidencia dentro de los cuerpos diplomáticos, ayudándonos también a documentar e informar a la opinión pública el origen de los conflictos de forma objetiva, puntualizando el duro trabajo que cada organización y colectivo realiza.
Estos organismos, en su mayoría, han trabajado en diversos puntos del país desde hace más de diez años, manteniendo espacios para los defensores y las defensoras de DH, procurando el cumplimiento de los Tratados Internaciones en materia de DH en los que México es partícipe, aunque el gobierno no tenga el menor empacho en violentarlos y socavarlos a expensas de la sangre y sufrimiento de los pueblos, remarcando efectivamente que esto es una lucha de clases entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos, y en ella habremos de organizarnos más y mejor para vencer con la fuerza del fusil, donde la mujer de clase trabajadora, la mujer campesina e indígena estarán presente en las primeras filas del combate.
Por esta y otras razones participamos en este Encuentro con nuestras compañeras Sol Rojistas de la Asamblea General del Pueblo Binniza’ en Lucha de San Blas Atempa, quienes dieron a conocer el conflicto y resistencia que han venido dando las comunidades rebeldes de Puente Madera, Loma Bonita y Rancho Llano, peleando en contra de la construcción de la subestación eléctrica de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) que destruye el cerro Iguú y la imposición del parque eólico en toda la región, denunciando también el proceso de despojo, intimidación y militarización dentro de estas comunidades. Así también resaltamos la participación activa de más compañeras de la Región del Istmo, de los Valles Centrales, particularmente de la Agencia Comunitaria de Santa Rosa Panzacola, del municipio de Santa María Atzompa y de la Sierra Sur, que aprovecharon el espacio para denunciar la criminalización a su lucha por parte del viejo estado; pero también enfatizaron el papel tan importante que desempeñamos las mujeres en nuestras comunidades, en el campo y la ciudad donde nos encontramos dando la lucha hacia la transformación revolucionaria de la sociedad.
Por otra parte, en estos dos días de compartimiento, uno de los objetivos fundamentales fue el hacer crecer la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos y que fuera mayor la participación de compañeras indígenas, migrantes, feministas en pro de los derechos humanos y así garantizar el cumplimiento de éstos a través de procesos de capacitación, concientización y sobre todo de la colectividad y unificación de las luchas y resistencias.
Nuestra tarea como defensoras y observadoras es fomentar el crecimiento cualitativo de la Red; y es que como mujeres organizadas y conscientes es necesaria la participación en este tipo de encuentros de unidad y denuncia para generar enlaces de comunicación con organismos nacionales e internacionales y con observadoras de derechos humanos, haciendo más fuertes los lazos de compañerismo y solidaridad con el pueblo oprimido.
Es por ello que por este medio denunciamos el asesinato de 45 compañeras defensoras de DH en América Latina, desde el 2010 a la fecha. Igualmente el hostigamiento, persecución, amenazas y todo tipo de acciones que tome el viejo estado en contra de las compañeras defensoras de las distintas comunidades, pueblos originarios y organizaciones en lucha.
Nos pronunciamos en contra de los megaproyectos de despojo y saqueo de los recursos naturales en América Latina y el mundo.
Retomamos y hacemos nuestras las tareas y actividades emanadas de este IV Encuentro de Mujeres Defensoras de DH, esperando contribuir al trabajo para el crecimiento de la Red Nacional de Defensoras de DH.
Y por último celebramos este tipo de proceso de colaboración feminista, consciente y revolucionaria entre compañeras defensoras.
¡Romper las cadenas!
¡Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución!
¡A construir la organización de las mujeres para la revolución!
¡Con el Sol Rojo, el pueblo vencerá!
CORRIENTE DEL PUEBLO SOL ROJO
JUNIO DE 2017
JUNIO DE 2017