Compartimos un artículo que ha sido publicado por los compañeros del Periódico Mural, prensa popular y democrática. Por su contenido y claridad recomendamos su lectura y amplia difusión.
Publicado por Periódico Mural
8 septiembre,
2023
A nuestro correo llega el siguiente análisis sobre la situación nacional ante las elecciones venideras, creemos importante darle difusión a este artículo que nos envían los camaradas del Centro Cultural y de Estudios de la Ciencia para la Revolución Proletaria.
Crece la
contienda entre las facciones de la gran burguesía de cara a la elección
presidencial de 2024; el choque entre sus actores debe entenderse,
principalmente, como el reflejo de las contradicciones interburguesas que se
disputan la gerencia del viejo Estado, y este choque se manifiesta no solamente
entre las coaliciones, sino incluso en su interior tal como nos lo demuestra la
convulsión morenista.
Si bien es cierto que a nadie sorprenden las definiciones tanto del archi-reaccionario Frente Amplio por México como de la autoproclamada “cuarta transformación”, es importante interpretar cómo, tanto la burguesía compradora como la burocrática, mantienen el férreo control corporativo de sus plataformas políticas traduciéndose en dedazos disfrazados de “procesos internos” que luego se visten con aureolas de bisutería o “bastones de mando” clonados que no representan ninguna autoridad moral, pero si un dictamen político.
Por el lado del
FAM, Xóchitl Gálvez resultó abanderada del PAN-PRI-PRD, y como ya lo había
anticipado AMLO en sus mañaneras, iba a ser impuesta como la candidata de
Claudio X. y la reacción.
Del lado de la
4T, Claudia Sheinbaum quedó al frente de MORENA-PT-PVEM, y como ya se veía
venir ante el derroche de propaganda, recursos, acarreos y apoyo presidencial,
resultó impuesta como la candidata del oficialismo obradorista.
Claramente no
existe ninguna diferencia de fondo por cuanto a los proyectos políticos de
nación entre ambas coaliciones o entre ambas candidatas, la primera representa
a la burguesía compradora; la segunda a la burguesía burocrática. Ambas poseen
vocación tecnócrata, ambas también comparten vasos comunicantes con el
imperialismo, principalmente yanqui, y por supuesto ambas garantizan la
continuidad del plan reaccionario del imperialismo para redinamizar el
capitalismo burocrático imponiendo megaproyectos de despojo y muerte,
profundizar la corporativización y militarización del Estado, y ahogar en
sangre y fuego la rebelión de las masas que, no obstante, es inevitable.
En próximos días
observaremos las desbandadas y reacomodos de los no favorecidos dentro de ambas
coaliciones y la definición final de los derechistas de Movimiento Ciudadano
(también agentes de la gran burguesía). Así arrancará la desvergonzada carrera
de compra de conciencias y votos aprovechando la ruina, el desempleo, el hambre
y la violencia que los parásitos han creado. ¡Tal es el escenario político
hacia 2024!
Es un círculo
vicioso y abrumador. El FAM dirá “México tiene que cambiar” y la 4T dirá “hay
que continuar la transformación”; el MC sin nada concreto que aportar estará
pepenando candidatos, votos e incautos, amen de no perder su registro. ¡Todos
son iguales, sin distinción del género ni la franquicia! ¡Los intereses de las
clases dominantes los unen!
Lo cierto es que
las elecciones de 2024 ocurrirán en un contexto de guerra contra el pueblo, la
cual no se puede seguir ocultado. Por todas partes la violencia reaccionaria
confirma la colusión entre las fuerzas armadas y los señores de la guerra, pero
las víctimas principales, es decir: los muertos y los desaparecidos, los pone
el pueblo.
Demócratas y
revolucionarios debemos trabajar la ruta unitaria que permita agitar entre las
masas la necesidad del boicot organizado y activo en contra de la farsa
electoral. Este, por sus objetivos, debe ser un boicot que no solamente refleje
el hartazgo de las masas, sino que fundamentalmente permita elevar sus formas
de organización.
El pueblo de
México tiene derecho a ver que ahí donde los partidos electoreros construyen
sus bases, los terratenientes y los grandes burgueses imponen su feroz
dictadura con violencia inaudita en su santa alianza con los señores de la
guerra y el crimen organizado.
Las
determinaciones asamblearias de decenas de pueblos y comunidades en estados
como Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas de no permitir la instalación de
casillas electorales y rechazar la intromisión de partidos electoreros en sus
territorios es una decisión justa que permite entender la desconfianza de las
masas hacia el sistema electoral, pero también la toma de conciencia de clase
entre el pueblo trabajador que confía en sus propias fuerzas y su capacidad de
hacer nacer embriones de Nuevo Poder. ¡Hay
que seguir expulsando a los partidos electoreros de nuestras comunidades y
nuestros barrios!
Hoy, este tipo
de organización y luchas comunitarias necesitan hilvanar sus esfuerzos en un
proceso unitario que garantice la independencia económica, política y militar
del pueblo ante el viejo Estado, haciendo de estos gérmenes de poder popular el
referente inmediato de las tareas a cumplir para la Revolución de Nueva
Democracia que el México de abajo reclama.
La ruta del
pueblo tiene que ser: autodeterminación, autogobierno y autodefensa, como los
tres criterios fundamentales para la liberación de territorios y el ejercicio
del Nuevo Poder. En las palabras del comunista David Alfaro Siqueiros: ¡No hay más ruta que la nuestra!
¡Las
elecciones no son la solución, la solución es la Revolución!
¡No votar, organizarse y luchar!