MÉXICO EN EL CONCIERTO INTERNACIONAL DEL IMPERIALISMO




Es imperativo que la clase proletaria y los pueblos de los países semicoloniales como México, prestemos entera atención al desarrollo de la situación internacional que se desenvuelve de forma permanente, porque ella determina por completo la situación nacional que vivimos.

Al hacerlo, al estudiar la relación dialéctica existente entre el contexto internacional y el nacional, no podemos -bajo ningún motivo- olvidar el análisis histórico de nuestra clase social respecto a las relaciones de producción entre las clases, entendiendo que en ello, como en todo orden de la vida humana y de la propia naturaleza, la contradicción desempeña un papel universal.

México no puede sustraerse de esta relación respecto al imperialismo, porque su condición semicolonial, aunada al desarrollo del capitalismo (que es un desarrollo desigual en comparación con los países imperialistas y las súper potencias imperialistas) que nació en México como un capitalismo burocrático, atrasado, dependiente, arcaico y subordinado a la cadena de producción-dominación del imperialismo, sujetada en buena parte a relaciones de producción semifeudales, particularmente en el medio rural, determinan el grado en el que este país se ve “comprometido” con los cambios y reajustes que ocurren en el concierto internacional imperialismo, particularmente de su égida yanqui.

Por supuesto que hablando de la política imperialista dentro del continente americano, el papel de México es aún mucho más comprometedor para la política internacional del imperialismo estadounidense, utilizando al viejo estado burgués-terrateniente mexicano como  pieza clave dentro del tablero de operaciones de la oligarquía financiera.

Basta con observar la posición oficial que guarda México en relación con los dos principales conflictos político-sociales que vive América Latina en estos momentos: Venezuela y Brasil, y de manera extraordinaria, respecto a la pasada cumbre del G-20 en Hamburgo.

POSICIÓN DEL VIEJO ESTADO BURGUÉS-TERRATENIENTE MEXICANO.

I.                 VENEZUELA.

En el caso de Venezuela y la llamada “Revolución Bolivariana” (o “Socialismo del Siglo XXI”), los representantes del viejo estado en México se han lanzado a la punta de las descalificaciones, arremetidas y vituperios contra la soberanía de la República Venezolana, justamente en el marco de la llamada “rebelión de los ricos” que existe en dicho país.

Esa “rebelión de los ricos”, que por supuesto cuenta con el entero respaldo económico, político, social, militar, técnico, financiero, operativo, etc. del Departamento de la Defensa Nacional y la CIA cómo órganos del imperialismo yanqui para la guerra de intervención y ocupación contra otros pueblos, está siendo respaldada también por la burguesía criolla de México, la cual ha prestado el apoyo logístico y “diplomático” a los artífices de la rebelión de la alta burguesía venezolana,  cuyo interés de trasfondo es el control de los medios fundamentales y estratégicos de producción (petróleo e industria energética, así como la industria de punta y pesada) actualmente en manos del sector que representan Maduro y el chavismo.

Es claro que el estado burgués-terrateniente de México no puede dejar de intervenir y “meter su cuchara” donde no le han llamado, puesto que “el peso político” que tiene dentro de organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA) -que recientemente celebró su 47 Asamblea General de estados miembros como organismo lacayuno del imperialismo yanqui- le impone, además de ser el “patio trasero” oficial de los gringos, la nueva tarea de cancerbero del imperialismo estadounidense para atacar a aquellos que no acepten subordinarse al mismo.

La opinión del estado mexicano respecto a los hechos de Venezuela y su “desconocimiento” hacia las votaciones del 30 de Julio para la Asamblea Constituyente de dicho país, responden entonces a una agenda dictada desde arriba por el imperialismo, donde la salida militar golpista o de intervención extranjera, da el calado perfecto a la “rebelión de los ricos” y sus brazos militares y paramilitares, ya sea los que se “sublevan” desde la llamada Guardia Nacional Bolivariana, o justo como ocurre desde sus sofisticadamente bien equipados “soldados de trapo”, que fungen como hordas de ataque al servicio del fascismo.

II.                BRASIL

En el caso de Brasil y el golpe fascista que ascendió a Michel Temer a la presidencia de la república tras la acción golpista del parlamente brasileño que destituyó de su cargo a Dilma Rouseff en el 2016, la maquinaria del viejo estado burgués-terrateniente de México se ha mostrado demasiado satisfecha con los hechos desde entonces y el desarrollo de los acontecimientos que han venido convulsionando a Brasil; no tanto en solidaridad con la derecha brasileña, sino más bien en franco sentimiento de autocomplacencia al observar al “gigante del sur” sumergido en un serio problema doméstico que tiende a seguir creciendo y que, según los cálculos de la burguesía burocrática mexicana, coaligada a la oligarquía criolla y extranjera, “beneficiaría a México” (léase a las clases parasitarias) con la afluencia (imposición) de inversiones económicas del imperialismo en nuestras tierras siguiendo exactamente el mismo esquema manejado por el imperialismo en los países semicoloniales y dependientes: despojo, saqueo y sobre explotación de tierras, territorios, recursos naturales y humanos.

En Brasil la imposición de Temer y de sus reformas estructurales, como la laboral y la de pensiones (Julio de 2017) dirigidas esencialmente contra el proletariado, o la tributaria que vendrá a empeorar las condiciones de vida de la población en ciudades y campos, aunada a la política latifundista de gran escala que protege a costa de todo a los terratenientes y asesina a los campesinos sin tierra, además de la militarización del país y de la economía, mantienen una situación de crisis política creciente que hace difícil la labor a la burguesía local e imperialista para gobernar como hasta ahora lo venía haciendo, y a la clase obrera, el campesinado pobre y las masas populares sentir hartazgo de la forma en que han sido gobernados hasta este momento, viviéndose verdaderamente una situación pre revolucionaria que galopa a una velocidad a veces impresionante.

Por supuesto que el viejo estado en Brasil ha respondido con la represión hacia el conjunto del movimiento obrero y popular, particularmente contra las expresiones de lucha clasista y revolucionaria del pueblo imponiendo auténticos estados de sitio, cateos domiciliarios, pesquisas y detenciones extrajudiciales, asesinatos y desapariciones por motivos políticos, etc. ante los cuales el gobierno Mexicano (paradójicamente en comparación con el caso de Venezuela) no ha elevado una sola protesta ante la OEA, la ONU o cualquier otro organismo internacional donde ambos países son parte integrante.

Es evidente que en política las formas también son fondo, y en este caso, el silencio que guarda el estado mexicano respecto a la dictadura burgués-terrateniente del “gigante del sur”, es la forma en que la burguesía mexicana respalda a los suyos y sus patrones (el imperialismo) en el Brasil mientras “pone sus barbas a remojar”.

III.               ALEMANIA

Un último ejemplo de la política exterior del viejo estado mexicano, ahora fuera del continente americano, es su actitud respecto a ese espantajo del imperialismo internacional llamado “G-20” que recientemente realizó la más frustrada de sus cumbres en la Ciudad de Hamburgo, Alemania los pasados días 7 y 8 de Julio.

En la duodécima Cumbre del G-20, el títere Enrique Peña Nieto llegó portando consigo los papeles para la venta del territorio nacional, incluidas por supuesto las tierras comunales, ejidales, los recursos naturales y la fuerza de trabajo del proletariado, máxime ahora que sus amos le han dado el visto bueno al programa denominado “Zonas Económicas Especiales”, donde prácticamente los territorios agrarios bajo el régimen de propiedad social de la tierra, se han supeditado al mandato de Gutiérrez Candiani como máximo “depositario” de la riqueza territorial y natural de México, quien junto a Luis Videgaray, (embajador de los Estados Unidos en México, en su papel de canciller mexicano) habrán de finiquitar el proceso de despojo de tierras y territorios contra pueblos originarios y comunidades agrarias en resistencia.

En esta cumbre que se ha visto frustrada por la acción vigorosa de miles y miles de manifestantes antifascistas y antiimperialistas de Alemania y otras partes del mundo, que protagonizaron ejemplares escaramuzas y episodios insurreccionales en uno de los centros neurálgicos del imperialismo internacional, el viejo estado burgués-terrateniente de México tampoco ha dicho nada sobre la violación a los Derechos Humanos de la población opositora (en contraposición al caso de Venezuela) y mucho menos ha mostrado una sola línea en su discurso donde desapruebe la detención arbitraria de decenas de activistas que hasta la fecha continúan detenidos en las mazmorras de la fascista Angela Merkel.

LA POSICIÓN DE LOS COMUNISTAS

Desafortunadamente aún nos encontramos en la necesidad de evidenciar buena parte de la política exterior del régimen ante las masas populares de México toda vez que el viejo estado ha mantenido su férreo control sobre los medios masivos de comunicación al interior del país, donde suenan y resuenan las noticias sobre “la dictadura Bolivariana” en Venezuela, pero nada se dice de la dictadura burguesa en Brasil o Alemania, puesto que hacerlo significaría exponer las propias actitudes de la burguesía burocrática y compradora que junto a los latifundios y las mafias gobiernan México bajo la tutela del imperialismo yanqui.

Debemos decir también que mientras el viejo estado mexicano emite opiniones desequilibradas en casos específicos como Venezuela, guarda silencios comprometedores como en el caso de Brasil o alaba las patrañas y las miserias del imperialismo como lo hizo en Alemania, en México el proceso de fascistización del estado avanza a pasos agigantados con la aprobación de absolutamente todo un mega paquete de reformas estructurales promovidas por Enrique Peña Nieto –portavoz del imperialismo en América Latina.

Con un estado cada vez más policiaco que cuenta con cientos de presos y procesados por motivos políticos, con miles desaparecidos y fosas clandestinas por todo el país, con un número indeterminado de muertes y asesinatos extrajudiciales, etc., con una economía enfocada en el gasto para la guerra interna como lo es el aumento de presupuesto para compra de vehículos terrestres, aéreos y navales, la compra de armamento, de tecnología y software para labores de inteligencia, el adiestramiento y formación de grupos de elite y combate al terrorismo, etc., el gobierno burgués mexicano no puede seguir hablando con su doble moral ante el mundo, mientras sus manos chorrean la sangre del proletariado y los pueblos de México.

Es evidente que toda la perorata del viejo estado mexicano con relación a la de presunta “defensa de las libertades democráticas y los Derechos Humanos”, sirve solo para engañar a los bobos o bien, para endulzar el delicado oído de los parásitos que viven a costa del sudor y el trabajo ajeno; pero en México no existe ya quién pueda comprarle este discurso, al menos no en el México de abajo; particularmente tomando en consideración hechos concretos como la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero (26-27 de Septiembre de 2014), el asesinato de al menos 16 civiles y autodefensas de la comunidad de Apatzingán, Michoacán (6 de Enero de 2015), la detención arbitraria de los 25 presos políticos que protestaban contra la farsa electoral y por la defensa de los derechos del pueblo trabajador en Oaxaca (7 de Junio de 2015) y el asesinato de al menos 8 pobladores y activistas de la comunidad de Nochixtlan, Oaxaca que se manifestaban contra la mal llamada “reforma educativa” y la ocupación policiaca-militar contra los pueblos de Oaxaca (19 de Junio de 2016) por citar solo los hechos más destacados del gobierno sanguinario de Enrique Peña Nieto.

Cada uno de los hechos mencionados nos llama a fijar posición en el sentido de mantener una perspectiva clasista referente a cada uno de ellos, pero sobre todo, de poder establecer un parámetro de acción y conducta específicos que nos permitan desarrollar la táctica del momento en cuanto a la política oficial del viejo estado mexicano, pero también en cuanto a las tareas de la lucha internacional de los trabajadores y los pueblos.

I.                 VENEZUELA.

Si bien es cierto que la “Revolución Bolivariana” ha desafiado los designios del imperialismo estadounidense con la puesta en práctica de toda una serie de medidas económicas de corte aparentemente “patriótico” y de una política de alianzas entre países que reivindican distintas versiones de gobiernos “alternativos”, para nosotros los marxistas-leninistas-maoístas queda claro que en ese país, ni en ningún otro en la actualidad, se puede hablar de la existencia del Socialismo, entendido este como el modo de producción que habrá de desarrollarse después de la caída del capitalismo, luego de una más o menos breve etapa intermedia de transición política-económica que garantice la socialización de los medios fundamentales de producción en manos del Estado obrero-campesino, no de forma simulada como ocurre con el llamado “Socialismo de Siglo XXI” en Venezuela, Bolivia y la propia Cuba, sino de forma real y concreta como sucedió en los países de Democracia Popular de Europa del Este y Asia, y más concretamente, en la Unión Soviética y la China Popular, cuando la Dictadura del Proletariado y la Dictadura del Proletariado y los Campesinos Pobres (respectivamente) elevó a dichos países a un estadio superior en el desarrollo de la sociedad.

No obstante también tenemos claro que la labor de los comunistas es la de ejercitar y promover el Internacionalismo Proletario con la clase obrera y los pueblos en lucha, y nosotros reconocemos que a pesar de que en Venezuela no son los trabajadores quienes tienen  el poder económico y político del Estado, las masas populares sí están dando una ardua batalla contra la derecha y el fascismo que por todos los medios quiere retomar el control del Estado para dar marcha atrás con las reformas sociales y las conquistas que los trabajadores han logrado imponer al interior de la llamada “Revolución Bolivariana”, la cual no deja de reproducir mediana y alta burguesía, por “progresista o bolivariana” que esta se presente.

En este caso nuestra actitud es bastante sencilla: ¡Alto a la intromisión servil del estado mexicano en los asuntos de Venezuela! ¡Respeto a la libre determinación de los pueblos! ¡No a la intervención político-militar del imperialismo yanqui!

Organizar y unificar la solidaridad de las formaciones revolucionarias del pueblo mexicano es una tarea importante en este sentido, entendiendo, claro está, que nuestra solidaridad no es con el gobierno de Maduro ni con el régimen “bolivariano”, sino con el proletariado, el campesinado pobre, las masas y los pueblos de Venezuela que reclaman la patria y el poder del Estado para sí, y que sin duda puede conseguirse impulsando la experiencia histórica de la Gran Revolución Cultural Proletaria llevando la revolución dentro de la revolución, aniquilando a la derecha, el fascismo y las fuerzas organizadas de la burguesía, el reformismo y el revisionismo de todo pelaje, así hasta la toma del poder en manos del proletariado como fuerza dirigente, y del campesinado pobre, como fuerza principal en la Revolución de Nueva Democracia que Venezuela y los países de América Latina necesitan.

II.                BRASIL.


En un escenario tan semejante como el de Brasil (al menos en la forma que asume el gobierno de ambos países) donde las reformas estructurales, el presupuesto para la guerra contra el pueblo, la imposición política, el despilfarro y cinismo de los gobernantes, la abierta intromisión del imperialismo en la política interna, etc. es natural que las masas populares de México se sientan más identificadas con las del Brasil; que la rabia al saber de la represión y los asesinatos contra los mejores hijos e hijas del pueblo fluya con mayor fuerza.

En este caso específico, nuestra actitud debe ser de entera solidaridad hacia la clase obrera y las masas populares que se alzan una y otra vez en franca lucha contra el odioso régimen que Temer y todos los partidos del viejo estado brasileño representan desde su podrido parlamento (incluidos los socialdemócratas y conciliadores).

Ante la militarización y represión creciente de Brasil, el proletariado y los pueblos de México, nucleados en sus organizaciones clasistas, debemos demandar por un lado el alto al terrorismo de estado que ha cobrado ya la vida y la libertad de varios luchadores revolucionarios invaluables para el pueblo brasileño, así como respaldar y enarbolar las acciones de combate y revolucionarias desarrolladas por los trabajadores de la ciudad y el campo por todo Brasil.

Particularmente mostrar solidaridad hacia los sindicatos clasistas, las organizaciones de combate y los pueblos que se rebelan infatigablemente en estas últimas jornadas, incluidas las Huelgas Generales de Abril y Junio y los episodios insurreccionales que se ejercitan en favelas, campos y aldeas, donde nuestros camaradas del Partido Comunista de Brasil (Fracción Roja) y de las organizaciones de masas lideradas por el Frente Revolucionario en Defensa de los Derechos del Pueblo, etc. juegan un papel de primer orden en la nueva ola de revolución que se avecina y que cada día que pasa se siente más y más próxima; la cual representaría un enorme hito en la historia reciente de América Latina y sin duda, se colocaría a la cabeza de las luchas de liberación nacional y de revolución socialista del proletariado y los pueblos del mundo, junto a las guerras populares de la India, Turquía, Filipinas y Perú.

Con el proletariado y los pueblos de Brasil, nuestra solidaridad debe ejercitarse de forma militante y con mayor energía, porque es justamente ahí donde los medios de la burguesía están callando ante la efervescencia de la revolución que se anuncia y el riesgo del nuevo genocidio fascista contra el pueblo en lucha.

III.               ALEMANIA.

Sin duda, la capacidad de organización, convocatoria y lucha demostradas en las Jornadas de Julio en Hamburgo por los comunistas Alemanes y de otros países, han sorprendido a la clase obrera y los pueblos del mundo, sobre todo porque la Alianza Antiimperialista ha representado un hueso duro de roer ante la estrategia de contención policiaca del imperialismo, la cual, pese a sus esfuerzos y las bajas sufridas en el campo del movimiento obrero y popular, fue derrotada en las calles, justamente con rebelión y lucha clasista.

Un escenario así no se había visto en muchos años en la vieja Europa, y resulta un escupitajo en el rostro de las súper potencias imperialistas, precisamente ahí donde hace unas décadas declaraban el inicio del fin de las ideologías tras la caída del muro de Berlín y la derrota momentánea del socialismo.

El avance ordenado y organizado del proletariado, de la juventud y los pueblos de Europa, particularmente de Alemania en las principales calles de Hamburgo, ha declarado: “Bienvenidos al infierno” a los representantes de las súper potencias imperialistas, haciéndoles pasar tragos amargos de saliva y frustrando sus perfumados planes de banquetes y recepciones elegantes, demostrando que el pueblo y solo el pueblo es la fuerza motriz que hace la historia mundial, con enérgicas protestas y acciones de masas convertidas en combate callejero, pero sobre todo, poniendo el acento en el papel que juega la organización de vanguardia del proletariado, su estado mayor como jefe para el combate de clase, donde con un puñado de comunistas se ha removido a Alemania y la vieja Europa en unos días desde sus cimientos.

Esto es solo un ejemplo de la formidable fuerza de la clase obrera y los pueblos en lucha; un paradigma de lo que ha de venir, confirmando que es  esta la época del imperialismo y las revoluciones proletarias en los países desarrollados como Alemania, y en los países oprimidos como México, de las luchas revolucionarias por la liberación nacional mediante las revoluciones de nueva democracia y la conducción proletaria hacia el socialismo.

CONCLUSIONES.

¿Importan realmente las declaraciones y actitudes del viejo estado burgués-terrateniente mexicano hacia la situación de otros países y otros pueblos?

Importan, claro que sí, máxime en medida que estas sirven como parámetro para descubrir y evidenciar la inmundicia del viejo estado y organizar las fuerzas y la rabia del proletariado y los pueblos de México en la perspectiva del poder.

Por supuesto que los comunistas, que somos auténticos revolucionarios guiados por la ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo, vamos a denunciar esta situación para ir quitando progresivamente la tierra que han arrojado a los ojos del pueblo sus verdugos.



¡Pueblos de todo el mundo uníos y derrotad a los agresores norteamericanos y a todos sus lacayos!
¡Proletarios de todos los países, uníos!

¡SALVO EL PODER, TODO ES ILUSIÓN!
¡SOMOS LA CHISPA QUE ENCIENDE LA PRADERA!
¡CON EL SOL ROJO, EL PUEBLO VENCERÁ!
¡QUE LOS TRABAJADORES GOBIERNEN LA PATRIA!
CORRIENTE DEL PUEBLO SOL ROJO