Una gran movilización campesina ha tomado las calles del puerto de Maceió, en el estado de Alagoas.
Desde el 30 de enero y hasta el día 2 de febrero, según lo describe el periódico A Nova Democracia (La Nueva Democracia) más de 800 campesinos pertenecientes a la Liga de Campesinos Pobres (LCP), el Movimiento de la Lucha por la Tierra (MLT), el Frente Nacional de Lucha Rural y Urbana (FNL) y Movimiento Tierra, Trabajo y Libertad (MTL) se movilizaron de forma unificada y combativa, exigiendo al Gobernador del Estado la inmediata regularización de la tenencia de la tierra.
Los campesinos mostraron gran combatividad durante su jornada de lucha, instalaron un plantón en la plaza Sinimbu, desde donde día con día se dirigieron acciones por toda la ciudad.
Estas movilizaciones reclaman la expropiación de las tierras del latifundio para entregárselas a las familias de campesinos pobres, como la Hacienda Laginha (con una superficie de 12.000 hectáreas) o la regularización del predio de ex Lageiro que familias campesinas mantienen ocupado desde hace 10 años y demandan su reconocimiento.
¡Tomar todas las tierras del latifundio!
Las organizaciones campesinas se mostraron unificadas en torno a la lucha por la tierra justamente en un contexto nacional donde el fascista Jair Bolsonaro y el alto mando militar que le sostiene ha desplegado operativos policiaco-militares en contra de campesinos pobres y pueblos indígenas, ordenando desalojos, masacres e incendios forestales como parte de una política contrainsurgente que busca mantener la tenencia de la tierra en manos del latifundio para beneficio del capitalismo burocrático y el imperialismo.
El ejemplo de estas acciones contrainsurgentes del viejo Estado son los operativos de guerra en el estado de Rondônia, donde los campamentos Tiago dos Santos y Ademar Ferreira han sido objeto de auténticos sitios militares y cacerías humanas con vehículos artillados, helicópteros y tropas policiacas, federales y militares.
La perspectiva de la lucha por la tierra en el Brasil viene despuntando el alba especialmente con la labor que desarrolla la Liga de Campesinos Pobres, que pese a ser criminalizada por Bolsonaro tildándola de “organización terrorista”, mantiene gran ascendencia moral entre las masas populares y los diversos sectores del pueblo brasileño que están hartos de seguir siendo gobernados y oprimidos como hasta ahora por un régimen que no puede seguir gobernando como lo había venido haciendo.
Las banderas rojas de la Revolución de Nueva Democracia, agraria y antiimperialista, ondean con esplendor en el Brasil.
Con información de A Nova Democracia.