Letonia. El gobierno archirreaccionario de Egils Levits, un anticomunista consumado con larga data en organizaciones de corte fascista, está aprovechando la crisis política a raíz de la agresión del imperialismo ruso sobre Ucrania. Letonia es un país miembro de la Unión Europea; durante el conflicto, el gobierno derechista de Elgis se ha caracterizado por sus declaraciones belicistas en apoyo al gobierno fascista de Zelensky y ahora también con la reciente demolición de monumentos del glorioso Ejército Rojo, incluido un obelisco de 80mts en memoria de los héroes soviéticos que vencieron al nazi-fascismo alemán durante la Gran Guerra Patria que defendió a la URSS y liberó a la humanidad de la peste fascista. El parlamento de Letonia recientemente aprobó un dictamen para retirar monumentos y lugares erigidos durante la existencia de la URSS o que reivindican el Socialismo.
Brasil. Nuevamente el viejo Estado persigue y criminaliza a los abogados democráticos que defienden al pueblo. Tal como ocurrió con la compañera Lenir Correia hace unos meses, hoy ocurre contra el compañero Iriomar Teixeira a quien en días pasados el ministerio público de Maranhão llamó a comparecer para “aclarar” el acompañamiento que brinda a las familias campesinas que sostienen un importante proceso de organización y defensa de la tierra en la región de Anajatuba. En respuesta, diversas formaciones democráticas convocaron a un mitin para acompañar al abogado y emitieron una declaración en la que sostienen: “Somos conscientes y sabemos que este tipo de ataques contra el abogado del pueblo, Iriomar Teixeira, son parte de un proceso de criminalización de las luchas populares en Brasil, especialmente las relacionadas con la lucha por el derecho a la tierra… Por lo tanto, REPUDIAMOS FUERTEMENTE este grave ataque contra el abogado popular Iriomar Teixeira, a los Foros y Redes de Ciudadanía, a la Constitución Federal y a la Democracia, mientras EXIGIMOS al Gobernador Carlos Brandão que cumpla sus compromisos con los campesinos y quilombolas de Maranhão y regularice sus tierras”.
México. En el movimiento campesino y de los pueblos originarios-oprimidos, dos eventos importantes han ocurrido este fin de semana en distintas partes del país; en Santa María Zacatepec, Puebla, tuvo lugar la primer Asamblea Nacional por el Agua y la Vida, convocada por diversos procesos de resistencia comunitaria y anticapitalista, entre los que destacan el Frente de Pueblos en Defensa del Agua y la Tierra de Morelos, Tlaxcala y Puebla, Pueblos Unidos, Congreso Nacional Indígena, etc. en su declaración final la Asamblea enfatiza: “Sabemos cómo el sistema capitalista nos ha impuesto formas de consumir, trabajar, producir... nocivas para nuestra agua, nuestra tierra, nuestra vida, la vida toda. Es por eso que continuaremos recuperando y fortaleciendo las formas de organización, el pensar, el sentir, el hablar, el soñar, el hacer de los pueblos. Continuaremos con acciones concretas en nuestros territorios, promoviendo la autogestión, la autodeterminación y la autonomía, poniendo al centro la vida”. Además, anunciaron acciones de acompañamiento este 18 de septiembre en la comunidad de Ixtacamaxtitlán, en la Sierra Norte de Puebla en contra de la minería, el 12 de octubre con la comunidad Otomí residente en la CDMx que mantiene la toma del INPI, hoy Casa de los Pueblos “Samir Flores Soberanes” y la 2ª Asamblea Nacional por el Agua y la Vida los días 18 y 19 de febrero en Santiago Mexquititlán, Querétaro. Paralelamente, en Arriaga, Chiapas, se desarrolló el 8º Encuentro de Comunidades en Resistencia convocado por el Comité Promotor de la Liga de Comunidades por la Revolución Agraria (LCRA) en donde, además del análisis de la situación nacional, se desarrolló el Taller de Soberanía alimentaria y autodeterminación en manos campesinas, donde el tema de la agricultura orgánica y el cuidado del agua han sido parte crucial de sus trabajos; en su declaración el 8º Encuentro ha manifestado: “Nos hemos reunido aquí, en este lugar, en estas condiciones, bajo esta disciplina y este método, quienes sabemos que el problema de los campesinos pobres y de los pueblos indígenas es el problema de la tierra, de la tenencia de la tierra y de su destino, un destino que debe ser de nueva alborada, de nuevo amanecer, de nueva democracia… la tierra, el agua y la vida son nuestras y vamos a defenderlas contra el latifundio y los enemigos del pueblo hasta las últimas consecuencias”. La tarea de unificar todos los arroyuelos de lucha en un solo torrente revolucionario bajo el programa de la Revolución Agraria y Antimperialista es central.