Europa. En varios países se han decretado estados de sitio o toques de queda con el pretexto de tratar de contener el nuevo rebrote del coronavirus. En países como Francia, España, Italia y otros, se han registrado importantes cifras de nuevos contagios, pero también las masas han venido denunciando la pésima gestión de la emergencia sanitaria por parte de los gobiernos reaccionarios de estos países. Por un lado, las medidas de contención se endurecen imponiendo sanciones económicas y hasta prisión preventiva a quienes violan las disposiciones, mientras que por el otro se lanza día a día al proletariado a los centros fabriles para mantener aceitada la industria en general y los servicios. Esto genera protestas cada vez más fuertes, donde la clase obrera y especialmente la juventud trabajadora, se ponen de pie enfrentado a los aparatos represivos como lo registran los medios durante las últimas escaramuzas de la semana.
Brasil. En el contexto de la actual fascistización del régimen y los actos golpistas promovidos por el gobierno de Bolsonaro y el alto Mando Militar que le sostiene, la lucha por la tierra ha adquirido nuevas dimensiones que colocan en la agenda de la lucha de clases la necesidad de pasar a la ofensiva contra el latifundio, al ser este uno de los bastiones que sostienen al viejo estado. El desalojo llevado a cabo por la Policía Militar contra el Campamento Tiago dos Santos, ocurrido hace unas semanas y las declaraciones previas del propio Bolsonaro en contra de la Liga de Campesinos Pobres, da cuenta de la agudización de las contradicciones de clase y la inevitabilidad de nuevos y más profundos choques entre revolución y contrarevolución. Para analizar esta situación, la Asociación Brasileña de Abogados del Pueblo (ABRASPO) junto al Observatorio de Justicia Agraria, convocan a un debate sobre Criminalización de la Lucha por la Tierra el cual se llevará a cabo el próximo 5 de noviembre.
Chile. El pasado viernes se realizó un importante mitin en la Ciudad de Santiago, precisamente cinco días después del plebiscito que resolvió cambiar la constitución de Pinochet. Los manifestantes exigían la libertad de todos los presos políticos, detenidos desde el inicio de las protestas de 2019. Según cifras oficiales, desde octubre del año pasado a la fecha se ha proceso a 5,084 personas, 648 de ellas están en prisión preventiva y 725 ya han sido sentenciadas, mientras que de las 4,600 denuncias presentadas contra elementos policiacos solamente se han establecido cargos contra 75 policías. El mitin tuvo como única respuesta gases lacrimógenos y nuevas detenciones.
Bolivia. Luego de su derrota electoral, la derecha golpista continúa su agenda y no renuncia a imponerla de una u otra forma. Hace unos días Orlando Gutiérrez, dirigente nacional de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia fue golpeado y herido por una banda de fascistas cuando se trasladaba a su domicilio, luego de esto, el dirigente minero falleció. Es evidente que el asesinato de este dirigente obrero ligado claramente a la socialdemocracia del MAS, está relacionado con la derrota de la derecha y la OEA en las pasadas elecciones donde se impuso el partido de Evo Morales por una holgada mayoría luego del golpe reaccionario de hace un año.
Oaxaca, México. En medio de las celebraciones de día de muertos, organizaciones de feministas colocaron un altar en la explanada del templo de Santo Domingo, en el centro de la Ciudad, para evidenciar el feminicidio y la violencia patriarcal que viven las mujeres en la entidad. En lo que va del año 2020 han sido asesinadas 85 mujeres en las diversas regiones del estado. Según informes de la organización Consorcio Oaxaca, desde que se tipificó el delito de feminicidio a la fecha, han sido asesinadas más de 900 mujeres en Oaxaca, y el 30% de ellas han sido asesinadas por sus parejas. Paralelamente el Movimiento Femenino Popular asegura que, del total de víctimas de feminicidio en la entidad, más del 85% son mujeres de clase trabajadora, entre empleadas, obreras, campesinas o profesionistas. En su análisis destacan que el eje que entrelaza al feminicidio y el patriarcado es, esencialmente, la división de la sociedad en clases y la propiedad privada sobre los medios de producción.