“Declaramos el fin de la política neoliberal,
igual terminamos su política económica de pillaje, antipopular y entreguista”.
Andrés Manuel López Obrador, 17 de marzo de 2019.
Conferencia de Prensa en Palacio Nacional, Ciudad
de México.
Desde
hace casi cuarenta años, los trabajadores y las masas populares en México nos
hemos acostumbrado a escuchar el término “neoliberalismo”,
al cual inmediatamente relacionamos con empresas, capitales, comercio y políticas
venidas a territorio nacional made in
los Estados Unidos de América, los países Europeos o Asia.
“Neoliberalismo” ha sido también en el
imaginario popular, o al menos entre los círculos más retrógrados de la mediana
burguesía, la fórmula mágica de solucionar los problemas económicos del país
clamando por la “dolarización de la
economía”.
En
sus diversas connotaciones, la palabra “neoliberalismo”
tiene para el pueblo de México el claro significado de su “agringamiento”, ya sea para profundizar la opresión contra el
pueblo, o bien para cumplir el deseo de aquellos amantes del american way of live.
Al
seno del movimiento obrero, campesino y popular esta pregunta ha generado
grandes e interminables debates durante las últimas cuatro décadas.
Desde
diversas aristas, la gran mayoría de las formaciones políticas han presentado
toda clase de análisis, más semejantes a un saco parchado con varios trozos de
telas multicolores “en aras de la
unidad”, que a un análisis concreto, histórico y válido para la lucha de
los trabajadores y los pueblos.
Veamos
uno de sus “más acabados”
posicionamientos:
“La Promotora por la Unidad
Nacional Contra el Neoliberalismo considera necesario distinguir cuál es su
interés particular a partir de su propio nombre. Considera que si el
Imperialismo es el enemigo común de los pueblos, el neoliberalismo es su parte
ideológica e instrumental que pretende, mediante la absoluta dependencia de los
gobiernos nacionales, reducidos a simples funciones administrativas, la nueva
colonización del orbe. La Promotora establece que la liberalización de las
economías obedece a un plan estratégico de los poderosos del mundo y que por
tanto, Imperialismo y neoliberalismo son parte de un proyecto mundial por
homogeneizar todos los rincones de la tierra a través de un pretendido
neocolonialismo contemporáneo”.
Tercera Cumbre América Latina y
el Caribe-Unión Europea, del 26 al 29 de mayo en Guadalajara, México.
Manifiesto de la Promotora por
la Unidad Nacional contra el Neoliberalismo
Guadalajara, Jalisco a 17 de
mayo de 2004
Para
nuestras lectoras y lectores, es preciso mencionar que en esencia, el llamado “proyecto alternativo de nación” que enarbola
MORENA [el partido gobernante como expresión de la facción patriotera de la
burguesía burocrática] nació precisamente de los mal llamados “referentes de unidad” (Promotora por la Unidad Nacional Contra el
Neoliberalismo, Congreso Social Hacia una Nueva Constituyente, Frente Sindical,
Campesino, Indígena, Social y Popular, Encuentro por la Unidad Nacional del
Pueblo Mexicano, etc.) donde la sumatoria utilitaria [Browderista] de
organizaciones y sindicatos de corte reformista, oportunista y revisionista
-que además son siempre los mismos formando cada vez nuevos membretes con el
mismo programa, los mismos dirigentes, los mismos métodos y objetivos- ha
permitido la vulgarización de las luchas del pueblo desviándolas hacia el llamado “voto útil, el voto crítico, el voto de castigo, o la utilización de la
lucha electoral como forma de lucha”.
De
igual manera es obligación mencionar que estos “referentes de unidad” han traficado con las luchas del pueblo una
y otra vez, desgastándolas, cejando su camino hacia su radicalización,
desmoralizándolas y por supuesto, vendiéndolas a cambio de platos de lentejas
ante lo que ellos mismos llaman “gobiernos
neoliberales” o “malos gobiernos”.
También
es preciso mencionar que la gran burguesía tiene su propia definición del “neoliberalismo”, considerándolo como la
reinterpretación del liberalismo clásico,
que suponía precisamente liberar la
economía de las leyes del mercado, que en su momento estaban sujetas al
modo de producción feudal (antecedente del capitalismo). Los principales
autores de esta teoría e ideólogos burgueses fueron implacablemente combatidos
por Carlos Marx y Federico Engels quienes demostraron que el capitalismo como
modo de producción está basado en la producción social de la riqueza por la
apropiación individual de la misma, es decir: en la explotación de la fuerza de
trabajo del proletariado por parte de la burguesía. Los fundadores del
materialismo histórico-dialéctico demostraron que ese capitalismo y su política
liberal, en realidad habían
convertido también al proletariado en una mercancía, cuyo valor de uso es
también una fuente de valor.
Desde
este punto de vista, una reinterpretación
del capitalismo, por el propio capitalismo, es científicamente impensable si
esto significa modificar la lógica
sobre la cual descansa este.
Para
quienes nos proponemos la Revolución Proletaria en México como parte de la
Revolución Proletaria Mundial, es imperativo retomar el estudio de la ciencia
que nos han legado los clásicos del marxismo-leninismo-maoísmo, permitiéndonos
entender qué tipo de sociedad se desenvuelve en México y por tanto, qué tipo de
revolución necesita este país.
Nuestra
organización ha enfatizado dos aspectos transcendentales que determinan el tipo
de capitalismo que existe en nuestro país.
Primero.-
La condición semifeudal que aún impera en México, y que puede observarse desde
diversos aspectos: a) la existencia de un profundo régimen de servidumbre en
las ciudades y campos, mismo que garantiza la subsistencia de trabajos
precarios, improductivos y sujetos a atavismos de discriminación racial y trabajo
forzado, como el trabajo doméstico, el trabajo infantil, el llamado “turismo sexual” (esclavitud sexual),
etc. y b) la existencia misma del latifundio que permite la acumulación de
grandes y productivas extensiones de tierra en muy pocas manos, ya sea mediante
el carácter inconcluso y corporativizado del extinto reparto agrario, pasando
por el “paternalismo constitucionalista”
respecto a la mayoría de ejidos y comunidades indígenas (sujetas al más feroz
caciquismo), la imposición de agroindustrias y “megaproyectos” imperialistas, y por supuesto, la existencia de los
grandes cárteles de la droga y señores de la guerra como expresión concreta de
la descomposición de las relaciones de producción en el campo.
Segundo.-
La condición semicolonial que asfixia la “soberanía
formal” de México mediante la subordinación económica, comercial,
científica, tecnológica, política, migratoria, cultural, militar, etc.
subordinación particularmente marcada a favor del imperialismo yanqui como
súper potencia hegemónica única, que tiene perfectamente uncido a nuestro país
a su cadena de producción-dominación imperialista, haciendo de este un país de
maquiladoras donde se ensambla (más no produce) la tecnología a un costo más
bajo en producción en condiciones evidentemente más ventajosas para la oligarquía
financiera internacional y la gran burguesía criolla. A ese fin responden las
llamadas “reformas estructurales”
(contra-reformas en realidad), la implementación de megaproyecto de despojo y
muerte, la instrumentación de tratados comerciales, migratorios, militares, diplomáticos,
etc. que mantienen plenamente sojuzgado al pueblo de México ante el
imperialismo.
Estos
dos elementos determinan el carácter burocrático que tiene el capitalismo en
México, por ser este un capitalismo gestado en medio de dos ataduras que no le
permiten ni le permitirán desarrollarse por sí mismo, ni aún con reformas de
corte cosmético como las que anuncia el obradorismo para “desarrollar el mercado interno”, puesto que al no romper las bases
que le maniatan, no puede menos que forzar su dependencia; muestra de ello es
la firma del acuerdo migratorio y el nuevo tratado comercial de América del
Norte entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Es
por esto que negamos la existencia del llamado “neoliberalismo” o “globalización”,
puesto que ambos conceptos vienen bien a los intereses estratégicos del
imperialismo en los países del tercer mundo, que son precisamente los países
oprimidos por las potencias imperialistas y la súper potencia imperialista
yanqui.
Hablar
de “neoliberalismo” o “globalización” desde los medios masivos
de comunicación controlados por el viejo estado es parte de la agenda para el
control de daños que tienen los países imperialistas, incluso en la lógica que
lo maneja el “nuevo gobierno”.
Hablar
de “neoliberalismo” o “globalización” desde el movimiento
obrero, campesino y popular es también parte de esa misma agenda, puesto que
los “antineoliberales” y “antiglobalización” son precisamente los
reformistas, oportunistas y revisionistas de toda cepa que actúan como agentes
del imperialismo al interior del movimiento y que temen al estallido de una
verdadera revolución popular.
¿Cuál debe ser entonces la
correcta posición de demócratas y revolucionarios ante el problema del “neoliberalismo”?
Vladimir
Ilich Lenin, desarrolló un trabajo magistral que ha servido para estudiar el
desarrollo del capitalismo a nivel internacional y su ulterior desarrollo hacia
su fase superior y última: el
imperialismo.
El
estudio e interpretación de Lenin, son la base necesaria para el proceso de
ruptura contra el imperialismo, entendiendo que estamos viviendo una nueva era:
la era de las revoluciones proletarias en los países desarrollados y de
liberación nacional de los pueblos oprimidos.
Desde
esta perspectiva, resulta imprescindible retomar el estudio de su obra
titulada: El imperialismo, fase
superior del capitalismo, escrita en Zurich la primavera de 1916 y
publicada un año después en Rusia.
Sin
pretender hacer de este texto un análisis o resumen de la obra citada, nos
limitaremos a enumerar la caracterización leninista respecto al surgimiento y
desarrollo del imperialismo, pues creemos que esta es suficiente para desmontar
los mitos “neoliberales” y “antineoliberales”, demostrando así que
lo que se desenvuelve en contra de nuestra clase y nuestro pueblo es justamente
la más estricta doctrina imperialista, analizada por el gran Lenin, haciéndose
necesaria una profunda, prolongada y tenaz lucha antimperialista para sacudir
las cadenas que oprimen y explotan al pueblo de México.
I.
La
concentración de la producción ha derivado en la gestación de los monopolios,
que actúan como cárteles o trust de la gran industria, la gran producción y el
gran comercio.
II.
Los
bancos también han asumido una función monopolista, jugando un nuevo papel en el desarrollo del capitalismo, la
industria, la producción y el comercio, “descentralizando”
el proceso bancario de la gran mayoría de los países (privatización) y
poniéndolos bajo la órbita de nuevos organismos financieros internacionales (concentración
monopólica y subordinación de la banca en general hacia el Banco Mundial, etc.)
III.
El
surgimiento del capital financiero y la oligarquía financiera, como resultado
de la concentación de la producción y del capital, a tal grado que, ha derivado
en la fusión entre el capital industrial y el capital bancario.
IV.
La
exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías -que representaba
la esencia del capitalismo basada en el “libre
mercado”, hoy está sujeta a la práctica monopólica de exportar capitales y
ya no bienes; una forma de usura que ha adquirido “carta de ciudadanía” internacional establecida en el poder los
monopolios; esto ha concebido a los “hombres más ricos del mundo”, famosos
por su exhibición en revistas como Forbes
donde el mexicano Carlos Slim ocupaba hasta septiembre de 2019 el quinto lugar
internacional.
V.
El
reparto del mundo entre las asociaciones de capitalistas , considerando que a
nivel internacional existen países desarrollados o imperialistas y países
oprimidos por estos mismos imperialistas; algunos países mantienen una
condición abiertamente colonial (subordinación absoluta en los aspectos de países ocupados militarmente, anexionados
jurídica o administrativamente, o atados económicamente a una u otra potencia
imperialista) y otros más una condición semicolonial (subordinación velada,
manteniendo una “soberanía formal”
pero restringida por tratados comerciales, políticos, culturales, militares,
etc. a una u otra potencia imperialista). De esta forma se han formado grandes
zonas de influencia dominadas por una u otra potencia; en América Latina es
clara la existencia de una zona de influencia controlada por el imperialismo
yanqui, haciendo de este territorio su patio trasero en términos comerciales y
sus líneas interiores en términos militares.
VI.
El
reparto del mundo entre las grandes potencias, que actúan permanentemente en
colusión (unidad) y pugna (contradicción) entre sí, para mantener el orden
imperialista impuesto. Desde está lógica la guerra de rapiña se asume como
institución del imperialismo, necesaria para su propia supervivencia,
oxigenación y fortalecimiento ante las crisis cíclicas cada vez más recurrentes
que enfrenta en los terrenos de la producción, la industria y el comercio. Esta
guerra de rapiña busca cambiar, en beneficio de una u otra potencia
imperialista, el orden mundial actual, replanteándose el reparto y nuevo
reparto del mundo. La guerra como continuación de la política por otros medios
(precisamente por la violencia) ha generado las dos grandes conflagraciones
internacionales (primera y segunda guerra mundial) así como las guerras de
nueva generación como son la guerra de baja intensidad, la guerra asimétrica,
la guerra antiterrorista, la guerra contrainsurgente, los golpes militares y
golpes “blandos”, las “revoluciones de color”, el terrorismo de
estado, el fascismo, las guerras comerciales, las guerras cibernéticas, etc. todas
ellas como expresión de la guerra reaccionaria, guerra injusta y guerra contra
el pueblo.
Esta
caracterización leninista sobre el desarrollo del capitalismo hacia su fase
superior y última, nos permite entender que el llamado “neoliberalismo” no solamente no es la parte “ideológica e instrumental” del imperialismo, como aseguran
los reformistas, oportunistas y revisionistas que han dado vida a MORENA y la
mal llamada “cuarta transformación”;
sino que el “neoliberalismo” en sí,
no existe.
El
“neoliberalismo” es una cortina de
humo que pretende enceguecer a las masas trabajadoras y populares para que
olviden el carácter antipopular del imperialismo, enemigo principal de los
trabajadores y los pueblos.
El “nuevo gobierno” y el “neoliberalismo”
AMLO y Carlos Slim, Conferencia de Prensa Presidencial 27/08/19 |
Ya
hemos leído las declaraciones de AMLO respecto al “fin de la era neoliberal en México”; cada mañana durante sus
conferencias de prensa lanza una sobrada dosis de propaganda Goebbelsista para que esta mentira
repetida mil veces se convierta en realidad.
Nos
parece toral no dejar de recordar que el “triunfo”
de MORENA en las urnas ha respondido más bien a los intereses del propio
imperialismo yanqui e internacional que al “hartazgo”
del pueblo de México, puesto que en la fórmula de los cacareados 30 millones de
votantes pro-AMLO van incluidos,
además del descontento de las masas populares, la coacción, el corporativismo,
el tráfico de principios y las componendas de las organizaciones y partidos
variopintos, tanto de aquellos que actúan como bomberos de la revolución al
interior del movimiento, como de los viejos partidos de la gran burguesía,
incluido el PRI por supuesto.
AMLO
es, en términos estratégicos, la válvula de escape que evitó el desbordamiento
de la inconformidad popular en una anunciada y solamente retardada rebelión que
habrá de venir, y que habrá de estallar con mucha mayor fuerza cuanto más sea
aletargada. La inevitabilidad de la revolución es una cuestión dialéctica; esto
significa que puede ser retrasada solamente en términos de temporalidad, pero
no impedida en términos de objetividad.
El
imperialismo yanqui e internacional lo saben bien, por ello ahora ponen en
marcha el plan reaccionario del golpe preventivo, no contra AMLO, sino contra
esa rebelión que se sigue alimentando y robusteciendo ante lo evidente: MORENA
no gobierna para las masas populares, MORENA gobierna para los terratenientes y
grandes burgueses de este país, MORENA gobierna para beneplácito del
imperialismo. Si la válvula de escape se vuelve irracional, el imperialismo
tratará de introducir un pez más agresivo al agua: el fascismo.
Aún
hay personas que creen en las palabras de AMLO; creen que “gobierna para los pobres”. El seguidismo al interior de las filas
del pueblo es tal que no ven en los programas asistenciales del “nuevo gobierno” el corporativismo que
mella el potencial revolucionario de las masas. Ese mismo seguidismo le impide
a buena parte del pueblo trabajador observar que megaproyectos como el Plan
Integral Morelos (PIM), el Plan para el Desarrollo del Istmo-Corredor
Multimodal Istmo, el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, el T-MEC, etc. son en realidad
la continuación de la estrategia imperialista aplicada por un gobierno
subordinado a éste bajo un discurso de falsa izquierda, populista sí, pero de
derecha en el fondo.
AMLO, Susan Segal, banqueros y ejecutivos de compañías transnacionales 18/02/20 |
Si
una imagen dice más que mil palabras, entonces la reciente cena de AMLO con Susan
Segal, presidenta de Americas Society Council of the Americas, en compañía con
los directivos de la banca y las empresas transnacionales como Walmart, Amazon,
Kellogg y FedEx, nos muestran que tan muerto está el mal llamado “neoliberalismo” en México, y hasta qué
punto continuamos siendo una semicolonia del imperialismo.
¡En
México urge una profunda y radical Revolución de Nueva Democracia, agraria y
antiimperialista, que destruya al régimen de servidumbre y el latifundio y
acabe con la gran propiedad y dependencia imperialista, enarbolando la
verdadera y completa soberanía nacional mediante la autodeterminación de
nuestro pueblo!
Solamente
de esta manera sentaremos las bases materiales para edificar una nueva sociedad
y un nuevo modo de producción: el Socialismo.