Sergio Segrestre
Ríos y Arturo de Jesús Peimbert Calvo comparten no solamente una aspiración en
común buscando ser titulares de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH),
sino también un pasado y un compromiso férreo con los grupos de poder que han gobernado
a sangre y fuego en Oaxaca.
El primero de
ellos presidió la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Oaxaca (CEDH) haciendo
oídos sordos de las quejas y violaciones que en materia de justicia y derechos
humanos se cometieron desde el gobierno del estado para acallar la creciente
inconformidad popular. Luego de dejar este cargo asumió la deshonrosa función
de Secretario al frente de la Secretaría de Protección Ciudadana (SEPROCI,
actualmente Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca) asumiendo el mando del
aparato represivo del gobierno estatal y estando al frente de operativos
sanguinolentos como el de la Guelaguetza de 2007, entre otros.
El segundo,
quien llegó al gobierno del estado con el gabinismo y fue impuesto al frente de
la naciente Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO),
ostentando el cargo de Defensor, se mantuvo siempre ausente del mismo, lejos de
tierras oaxaqueñas, centrado en su vida llena de frivolidades y lujos
“totalmente palacio”, haciendo terribles actos de omisión desde su mandato,
permitiendo con ello profundizar graves violaciones a derechos humanos. No es
gratuito que se le llamara instrumento servil y personero del viejo estado, por
su actitud sumisa y lacayuna ante los dos gobernadores que debió increpar y
reclamar recomendaciones para la reparación integral del daño de las víctimas
que por todo el estado se registraron durante su periodo. De Peimbert diversas
organizaciones defensoras, democráticas, sindicales y populares reclamaron su
destitución, particularmente tras su llamado a militarizar el Istmo so pretexto
de la inseguridad tras los sismos de 2017.
En ese sentido,
las y los desplazados Triquis de San Miguel Copala podemos manifestar con
conocimiento de causa que ninguno de estos personajes que hoy se postulan para
ocupar el cargo de Ombudsman al frente de la CNDH pueden garantizar la defensa
de los derechos humanos de forma ética, apegada a la verdad y al derecho de las
víctimas.
Segreste y
Peimbert, como titulares del organismo local en sus respectivos periodos
conocieron de la violencia que se vive en la región Triqui en manos de
paramilitares y sicarios al servicio del latifundio, disfrazado de diversas
maneras pero cuyo objetivo ha sido siempre el control político, administrativo
y económico de la región, así como de la tenencia de la tierra, manteniendo un
implacable régimen de terror y servidumbre en contra de comunidades enteras.
Esta violencia
ha generado el desplazamiento interno, como desplazamiento forzado de miles de
personas, provenientes de familias de campesinos pobres del pueblo Triqui. Los
casos más notorios son los de San Miguel y San Juan Copala, respectivamente.
Segrestre
durante su periodo, se negó a documentar la situación, justificándose en las
limitaciones de la Ley orgánica de la entonces CEDH, pero actuando de
conformidad al mandato que su amo el gobernador le dictaba.
Peimbert durante
su periodo documentó la situación (a más de seis años del desplazamiento
interno), limitándose a emitir medidas cautelares que en el mejor de los casos
llaman a “evitar la continuidad o consumación de violaciones irreparables a los
derechos humanos”.
Relativo al
desplazamiento interno de los Triquis de San Miguel y San Juan Copala,
Segrestre volteó la mirada hacia otro lado, mientras que Peimbert -además de
actuar bajo la máxima divide y vencerás-
sirvió como policía del viejo estado quitando plantones y coaccionando para
desmovilizar.
Segrestre desde
la CEDH y la SEPROCI, fue el mejor de los lacayos del Tirano Ulises Ruiz Ortiz
en su guerra contra el pueblo.
Peimbert desde
la DDHPO no quiso quedarse atrás y fue más allá, gritando viva el rey durante el gobierno de Gabino Cué y su mal llamada
“transición” y desgañitándose al grito muera
el rey para despedir a su mentor y recibir en aplausos delirantes a su
nuevo amo, Alejandro Murat.
¡Estos sujetos
no pueden siquiera aspirar a ocupar el cargo de Ombudsman en nuestro país!
El primero de
ellos estará solícito al servicio del ala más reaccionaria del PRI, como
siempre lo ha estado, aunque también es cierto que sus posibilidades de arribar a este puesto son limitadas.
El segundo de
ellos se sentará gustoso ante el regazo del “nuevo gobierno” y se acomodará
placentero al vaivén de las olas que en política va marcando el país. No podemos dejar de mencionar su relación familiar con alguien demasiado cercano al presidente la república, y esto marca el riesgo de su imposición al frente de la CNDH.
Por ello, las desplazadas y los desplazados Triquis de San Miguel Copala manifestamos ante la nación nuestro profundo y enérgico rechazo a este par de personajes oportunistas que colocarán la labor de defensa de los derechos humanos bajo el tapete de los intereses de la burguesía y sus distintas facciones que comparten el poder del viejo estado.
¡Ni Segrestre, ni Peimbert!
¡Justicia para las desplazadas
y los desplazados Triquis de San Miguel Copala!
¡Respeto y cumplimiento a las medidas cautelares de los desplazados Triquis de San Miguel Copala!
Oaxaca Rebelde
Campamento Permanente de Desplazados Triquis de San Miguel
Copala
CORRIENTE DEL PUEBLO SOL ROJO