Desde el año
2006, año de insurrección popular, con el despertar de la conciencia de
millones de trabajadores de la ciudad y el campo alzados en franca rebelión
contra el Tirano Ulises Ruiz Ortiz, existen dos versiones distintas de la Guelaguetza*.
Por un lado,
la versión oficial y gobiernista (comercial y prostituyente) que impulsa el
gobierno del estado en colusión con las diversas facciones de la burguesía
local y la oligarquía financiera. Es importante recordar que justo en 2006, la Guelaguetza
oficial fue exitosamente boicoteada por el pueblo en rebelión, y la fiesta
oficialista no pudo realizarse.
Por otro
lado está la Guelaguetza magisterial y popular, que precisamente surge en contraposición
a la oficialista y gobiernista, y es emprendida desde el 2006 en medio de la
rebelión que llamó a derrocar al Tirano y a erigir en su lugar un nuevo
gobierno, llamando también a formar Nuevo Poder desde las comunidades rurales,
en donde surgieron los Ayuntamientos Populares como el de San Blas Atempa y
Zaachila, entre otros.
Los años han
pasado, y ambas Guelaguetzas son ya ampliamente conocidas tanto por los
oaxaqueños como por todo el país y personas que vienen a verlas desde otras
partes del mundo.
La
Guelaguetza oficial sigue siendo lo que es, con viejas y nuevas figuras
mediáticas de la alta burguesía y sus lacayos, actores y actrices, algunos con
trayectoria y otros improvisados. Todos cortados con la misma tijera y el mismo
desprecio hacia el pueblo pobre, mostrándose en medio de su pasarela, distantes
y ajenos a las masas. La Guelaguetza oficialista tiene también a su Comité de
Autenticidad que tampoco es auténtico, que no pude autentificar lo que
desconoce y que por supuesto, está al servicio de la burguesía compradora y sus
grandes y jugosos negocios turísticos, hoteleros, restauranteros y de coyotaje
explotando la tradición, el arte y las artesanías de los pueblos originarios.
La Guelaguetza gobiernista cada año es más cara, y cada año está más alejada de
las masas más profundas del pueblo de Oaxaca. No es una Guelaguetza para los
oaxaqueños, tampoco para los pueblos de México, de hecho, ya no es una
Guelaguetza, es más bien una Qui
hrituílu'*.
La
Guelaguetza magisterial y popular, sigue representando un eje aglutinador de
resistencias, de voces y dignidades que se articulan para hacer frente al
vasallaje de las culturas de los 16 pueblos originarios –que somos pueblos
oprimidos- que habitamos Oaxaca. Sin embargo, ha hecho falta una mirada
introspectiva, autocrítica y propositiva que logre refundar, reconstituir y
cualificar esta fiesta de los pueblos como una fiesta cada vez más grande,
convocante y beligerante de las resistencias. ¡Sí!, una fiesta beligerante, un
llamado a luchar y organizar nuevas y más combativas rebeliones con contenido
clasista y revolucionario.
No debemos
quitar el dedo del renglón, la Guelaguetza magisterial y popular surgió para
ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo, justo como lo dijo el comandante
Lucio Cabañas Barrientos. Entonces debe ser clarificante al señalar a los
trabajadores y los pueblos oprimidos que aún debemos seguir organizando y
desarrollando la lucha por el poder, por la edificación de un Nuevo Poder y la
conquista del poder en manos del proletariado y el campesinado pobre.
La
Guelaguetza entonces debe ser para nosotros un acto de camaradería que convoca
a retomar las calles, con dignidad y lucha clasista.
Nuestra
organización ha participado de la Gualeguetza magisterial y popular, seguiremos
participando sin duda.
Pero este
año hemos desarrollado también la 1er
Calenda Democrática, calenda que recuerda a los camaradas caídos en la
lucha, a los camaradas desaparecidos o presos en las mazmorras clandestinas del
régimen, a los camaradas que aún permanecen en prisión o vinculados a procesos
penales montados por el viejo estado. Una calenda que sale a las calles a
retomar las consignas contra el latifundio, el imperialismo y el capitalismo
burocrático.
El pasado
martes 23 de julio, un día después de la Guelaguetza magisterial y popular, las
y los SolRojistas hemos inundado de banderas rojas las calles de Oaxaca, con
música de banda, con bailables y vestidos de nuestros pueblos, pero también con
su dignidad, con su rabia, con su organización y su combatividad clasista.
Le estamos
diciendo al gobierno de Oaxaca y al “nuevo gobierno” del viejo estado, ¡aquí
estamos!
Le estamos
diciendo al régimen de servidumbre y al imperialismo que nos impone el sello de
“destino turístico” (destino de mucamas, destino de meseros, destino de
lustradores de calzado, destino de prostitución forzada, destino de sirvientes)
que ¡aquí estamos!
Le estamos
diciendo a la burguesía burocrática y a la burguesía compradora que utilizan y
explotan nuestra fuerza de trabajo, nuestros saberes, nuestras culturas,
nuestras tradiciones, todo en aras de la maximización de ganancias, ¡aquí
estamos!
Y aquí
seguiremos, desarrollando línea clasista al interior del movimiento obrero,
campesino, indígena, estudiantil, juvenil, femenino y popular.
¡Viva la
Guelaguetza magisterial y popular!
¡Viva la 1er
Calenda Democrática SolRojista!
*Guelaguetza: del
zapoteco del Istmo, su denominación correcta es guendalizaa, que significa “fraternidad,
hermandad”. Su origen data de la celebración a la diosa Centéotl, diosa del
maíz, y se realizaba desde antes de la conquista española, pero también en el
interés por unificar a los pueblos originarios en torno al ciclo del maíz, que
va a acompañado del ciclo de la lluvia.
* Qui hrituílu': del
zapoteco del Istmo, que significa “sin
vergüenzada”.