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Lima, 17.04.19
El genocida y vende-patria
Alan García Pérez se ha quitado la vida, hoy a primera hora cuando una misión
judicial procedía a su arresto, en su vivienda en Miraflores, por los múltiples
casos de corrupción en los que estaba sindicado.
Según relato de
la prensa capitalina, se habría disparado con un revolver, en su dormitorio
luego de afirmar que esperaran que se cambiara la ropa.
García fue el
máximo responsable de crímenes de lesa humanidad, como los cometidos en los
penales de El Frontón, Lurigancho y Santa Bárbara, cuando el 18 de junio de
1986, autorizó un asalto genocida de militares y policías, como respuesta a las
justas 26 demandas, de los presos políticos y prisioneros de guerra del Partido
Comunista del Perú. Fueron asesinados más de 300 prisioneros, hombres y
mujeres, como la sub-directora de El Diario, Jovanka Pardave, entre otros
numerosos miembros del PCP.
Así mismo
instauró los estados de emergencia en Ayacucho y otras provincias permitiendo a
los "sinchis" cometer todo tipo de brutales crímenes contra el
pueblo, en su fallido intento de aplastar la Guerra Popular iniciada de 17 de
mayo de 1980.
Ese criminal
sangriento, era, como representante del viejo Estado, un corrupto y un vende-patria
que se presentaba con una máscara "progresista" pero realmente era un
lacayo del FMI y de los imperialistas yankees.
Su cobarde
muerte no será llorada por las masas populares, más bien solo lamentarán, que
no lo condenara a muerte, por sus crímenes, un tribunal popular del futuro
nuevo Estado revolucionario.