Por todo el mundo el
proletariado, el campesinado pobre y las capas más profundas de la población
estamos festejando con júbilo revolucionario el 170 aniversario de la
publicación del Manifiesto del Partido Comunista y el Bicentenario del
Natalicio de Carlos Marx.
En distintas partes de la
república, organizaciones democráticas y revolucionarias del pueblo, como lo es
nuestro MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR,
aglutinadas en la CORRIENTE DEL PUEBLO
SOL ROJO, estamos festejando ambos hechos con acciones de masas populares
en las calles, particularmente en Oaxaca con movilización y entusiasmo
proletarios dentro de nuestra JORNADA
ESTATAL “ELEGIMOS LUCHAR”.
Así mismo el 8 de Marzo,
Día Internacional de la Mujer Trabajadora, forma parte de nuestra agenda de
reivindicaciones históricas como MOVIMIENTO
FEMENINO POPULAR y como SolRojistas, y hoy estamos marchando de forma
unitaria junto a otras organizaciones progresistas y democráticas de mujeres
del pueblo para mostrar nuestro puño lleno de rabia contra el patriarcado.
Fue Carlos Marx, primer
gran jefe y guía del proletariado internacional quien dijo: “CUALQUIERA QUE CONOZCA ALGO DE HISTORIA
SABE QUE LOS GRANDES CAMBIOS SOCIALES SON IMPOSIBLES SIN EL FERMENTO FEMENINO”.
A partir de esta
reflexión (que forma parte de la necesidad estratégica de ligar a las mujeres
de clase trabajadora a la lucha de clases del proletariado contra el régimen en
la perspectiva de la trasformación profunda de la sociedad) las mujeres
revolucionarias entendemos que la situación de violencia, machismo, sexismo,
discriminación de género, feminicidios, etc. son justamente un problema
estructural del patriarcado, y este a su vez se desprende directamente de la
existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción y la división
de la sociedad en clases; es decir: entre explotadores y explotados.
Sostenemos que,
efectivamente, las mujeres en general vivimos sujetas a la opresión del
patriarcado y sus más variadas formas de control de masas, generando prácticas
de inequidad y segregación contra nosotras, que constituyen en sí mecanismos de
violencia de género. ¡Es verdad!
Pero sobre todo, es
fundamental entender que las mujeres sencillas del pueblo, del campo y la
ciudad, es decir: las obreras, las campesinas pobres, las indígenas, las pescadoras,
las artesanas, las empleadas domésticas, las del comercio informal, las
sexoservidoras, las estudiantes de escuelas públicas, etc. somos víctimas
también de una violencia sistemática y sistémica por el simple hecho de ser
parte de las clases populares explotadas y oprimidas.
Nosotras no podemos
ponernos en las zapatillas de las “primeras damas” del viejo estado
burgués-terrateniente, porque aunque ellas sufran el machismo político y sean
damas de compañía de sus parejas como gerentes en turno de la burguesía,
nosotras somos explotadas junto a nuestros compañeros y nuestros hijos, y esto
asegura la reproducción de la fuerzas de trabajo del proletariado y del
ejército de reserva para abaratarla, sin mencionar ya que sobre nosotras pesan
todas las arbitrariedades contra el salario, la estabilidad en empleo o la
igualdad de derechos laborales, civiles y políticos no de forma, sino de fondo,
porque en la práctica todos ellos son letra muerta ante el patrón de la
fábrica, el dueño de la casona, el comerciante, el casero, el capataz, el
latifundista, el cura, el juez, el policía, etc. sin importar si estos
personajes (es decir: los explotadores) son hombres o mujeres. Las clases
dominantes explotan y oprimen a las clases dominadas.
Por ello en el MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR tratamos de
retomar las grandes enseñanzas de mujeres comunistas que dedicaron su vida a la
verdadera emancipación de la mujer, como Clara Zetkin, Nadezhda Krupskaia,
Innesa Armand, Alejandra Kollontai, Chiang Ching o la camarada Nora.
Una emancipación real,
donde la lucha trascienda los estrechos márgenes de las reivindicaciones
legaloides de la “equidad de género” o “alto a la violencia contra las mujeres”
para convertirse en lucha contra el patriarcado, los latifundios, el capitalismo
burocrático y el imperialismo, porque todos ellos son los responsables de la
terrible opresión y explotación de clase. La emancipación de la mujer solo será
posible con la emancipación del proletariado y con ello, de la humanidad en su
conjunto.
Para ello es necesario
luchar por la Revolución de Nueva Democracia y el Socialismo, en la perspectiva
del comunismo.
Rendimos homenaje a las
miles de mujeres combatientes que en Perú, Filipinas, India y Turquía
desarrollan junto a su proletariado y sus pueblos vigorosas guerras populares
bajo la guía de sus Partidos Comunistas pertrechados de la ideología científica
del proletariado internacional: el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente
maoísmo.
Pensamos que el 8 de
Marzo no debe servir de pretexto al viejo estado y las clases dominantes para
re-victimizarnos o visibilizarnos como “el sexo débil”. Sostenemos que el 8 de
Marzo debe ser una jornada roja, internacionalista y proletaria que permita,
como lo enseñará el Presidente Mao Tse Tung: ¡DESATAR LA FURIA DE LA MUJER COMO FUERZA PODEROSA PARA LA REVOLUCIÓN!
¡VIVA EL 8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL
DE LA MUJER TRABAJADORA!
¡CONSTRUIR Y FORTALECER EL MOVIMIENTO
FEMENINO POPULAR!
¡LAS MUJERES SOSTENEMOS LA MITAD DEL
CIELO Y DEBEMOS CONQUISTARLO!
¡ELEGIMOS LUCHAR!
¡NO VOTAR, ORGANIZARSE Y LUCHAR!
MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR
CORRIENTE DEL PUEBLO SOL ROJO
8 DE MARZO ROJO DE 2018