El presente
texto fue escrito por el camarada Ho Chi Minh como parte de las orientaciones
políticas para el trabajo al seno del pueblo de las Fuerzas Armadas de
Liberación y el Partido de los Trabajadores del Vietnam, una vez alcanzada la
victoria de 1945 e instaurada la República Democrática de Vietnam en el Norte
del país.
Su relevancia
estriba en la necesidad de fortalecer la moral en las filas del pueblo y
estrechar su relación dialéctica con el Ejército y el Partido, misma que
alcanzaría su más alta expresión tras el triunfo definitivo de la lucha por la
liberación nacional y la revolución en
el Sur (1975), tras una guerra que duró más de 20 años, culminando con la
unificación de todo el país en la República Socialista de Vietnam, el Partido
Comunista de Vietnam y las Fuerzas Armadas de Liberación Popular.
Aún hoy, son
invaluables el trabajo de Ho Chi Minh, de los cuadros y dirigentes leales
dentro del partido, el frente de masas y el ejército, pese a la traición de la
camarilla revisionista y liquidadora que usurpó el poder del estado y que en el
VI Congreso (1986) de su partido impuso el llamado “Doi Moi”, equivalente a la “perestroika”
o restauración del capitalismo en la Unión Soviética.
Ho Chi Minh
Acciones que “deben hacerse” y
que “no deben hacerse”
(5 de Abril de 1948)
La nación
descansa en el pueblo.
Para la
resistencia y la reconstrucción nacionales, las fuerzas esenciales residen en
el pueblo. Por eso, en sus relaciones o su vida común con el pueblo, todos los
combatientes del ejército, todos los cuadros, ya sea que trabajen en los
organismos del gobierno o en las organizaciones populares, deben recordar y
poner en práctica estos doce puntos:
Seis acciones
que "no deben hacerse"
- No hacer nada
que pueda perjudicar los huertos, terrenos y cultivos de la población; no
ensuciar ni dañar sus casas y sus muebles.
- No insistir
demasiado en comprar o pedir lo que la gente no quiere vender ni prestar.
- No llevar
aves vivas a las casa de nuestros compatriotas montañeses. (1)
- No faltar
nunca a nuestra palabra.
- No atentar
contra las creencias o costumbres populares, no acostarse ante el altar de los
antepasados, no poner los pies sobre el hogar, no tocar música en la casa, etc.
- No hacer ni
decir nada que pueda hacer creer a los habitantes que les despreciamos.
Seis acciones
que "deben hacerse"
- Ayudar
efectivamente a la población en sus trabajos cotidianos (cosecha, recolección
de leña, transporte de agua, reparaciones...)
- De acuerdo
con sus posibilidades, realizar compras para la gente que habita lejos del
mercado (comprarles cuchillos, sal, agujas, hilo, plumas, papel...)
- En las horas
de ocio, contar anécdotas alegres, simples y útiles para la resistencia sin
traicionar los secretos de la defensa nacional.
- Enseñar el
alfabeto y las nociones de higiene más simples.
- Estudiar las costumbres
regionales para comprenderlas bien, en primer lugar para ganar la simpatía de
los habitantes, luego para explicarles poco a poco por qué es conveniente ser
menos supersticiosos.
- Hacerle
sentir a la población que somos serios, trabajadores, disciplinados.
Poema de
propaganda:
En estos doce
puntos
¿Acaso hay algo
de extraordinario?
Todo aquel que
sea un poco patriota
No los
olvidará.
Hagamos de
ellos un hábito
Para todos y
cada uno.
Un pueblo y un
ejército valerosos
No conocen nada
imposible.
La raíz hace
sólido al árbol,
El palacio de
toda victoria
Se construye
sobre el pueblo entero.
NOTA (1) Entre
las minorías nacionales, la costumbre prohíbe introducir en la casa un gallo (o
un pollo) vivo por temor a que un genio maléfico esté oculto en el animal. A la
inversa, la música puede hacer salir a "los buenos espíritus" que
protegen el hogar