La bestia yanqui
imperialista muestra (una vez más) su rostro sanguinolento con las recientes
declaraciones de agresión e intervención militar contra Venezuela y Corea del
Norte realizadas en días pasados; declaraciones que nos recuerdan que este
rostro sanguinario es el mismo de siempre y evoca pasajes de su historia
belicista y colonialista como gendarme mundial y súper potencia imperialista.
¿Quién siendo
antiimperialista podría olvidar El genocidio en Corea de 1950 a 1953 y Vietnam
de 1955 a 1975, la frustrada invasión en Cuba en 1961, las guerras de agresión en Oriente Medio, desde
la llamada Guerra del Golfo Pérsico (1990-1991), hasta las Guerras de Ocupación
en Irak, Afganistán, Yemen, Pakistán, etc. desde los inicios del siglo XXI a la
fecha, sin dejar de mencionar su odioso intervencionismo en conflictos bélicos
(por no citar los llamados conflictos “diplomáticos”) como los desarrollados en
Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Chile, Haití, Panamá, Yugoslavia, Polonia,
Bosnia y Herzegovina, Libia, Líbano, Marruecos, Turquía, Filipinas, Siria,
Sudán, Somalia, Egipto, desde el último cuarto del siglo XX a la actualidad?
La llegada de
Donald Trump a la presidencia de los EEUU no trajo consigo nada nuevo, puesto
que la doctrina del viejo estado norteamericano siempre ha sido la misma: la
guerra de rapiña como institución del imperialismo.
Tampoco es
reciente la presencia de las hordas fascistas en las calles de los Estados
Unidos, como el Ku Klux Klan, Naciones Arias o Identidad Cristiana que el
pasado 12 de agosto arrebataron la vida de la trabajadora Heater Heyer de 32
años de edad, misma que participaba en la manifestación antifascista de
Charlottesville y que era militante del Sindicato Internacionalista IWW.
Tampoco es nueva
la altanería del gobierno estadounidense y su actitud humillante hacia los
migrantes indocumentados de Latinoamérica, Asia o África.
Ni siquiera la
politiquería chovinista y de “gran potencia” que asume el viejo estado
imperialista norteamericano, pues como ya antes hemos dicho: todo su discurso
sobre comercio exterior, tratados internacionales, política migratoria, seguridad
interior y exterior, etc. es justo el discurso del fascismo en la vieja Europa,
acuñado en el siglo XX.
¿Qué de nuevo
tiene Trump que pueda sorprender al mundo?
¡Nada,
absolutamente nada!
Lo único
sorprendente en verdad es la falta de una política internacional antifascista y
antiimperialista que logre unificar en la práctica a todos los sectores proletarios y
populares, así como sus organizaciones gremiales, sociales, políticas, etc.
junto a otros sectores sociales progresistas y democráticos para enfrentar,
contener y derrotar la política de agresión de la bestia yanqui imperialista
que pretende desatar una nueva conflagración internacional como carnicería de
los pueblos en la lógica de imponer un nuevo reparto del mundo en aras de
saciar sus propios intereses y maximizar sus ganancias.
En México hace
falta que los referentes de unidad nacional que de forma específica asumen ejes
aglutinadores de justicia como la libertad de los presos y procesados
políticos, la presentación con vida de los desparecidos, el castigo a los
asesinos materiales e intelectuales de las víctimas del terrorismo de estado,
así como la lucha contra las llamadas “reformas estructurales”, los
megaproyectos y la agresión a los pueblos, comiencen a impulsar la formación
seria y programática de un Frente Antiimperialista y Antifascista que asuma
posiciones de clase y revolucionarias en la perspectiva de la Liberación
Nacional y la transformación profunda de la sociedad, en donde el programa histórico del proletariado y el campesinado pobre (la Revolución de
Nueva Democracia y el Socialismo) puedan ser debatidos y enarbolados para la acción revolucionaria e insurreccional de las masas populares.
Desde una perspectiva
de clase proletaria no hay quién pueda oponerse a ello, salvo acaso los renegados
de la revolución y los apóstoles del reformismo y el revisionismo.
Pero ya antes el
Gran Lenin habló sobre esta situación: “la lucha contra el imperialismo es una
frase vacía y falsa sino va indisolublemente ligada a la lucha contra el oportunismo”.
¡A impulsar y
desarrollar la lucha antiimperialista!
¡Muerte a la
bestia yanqui imperialista!
Corriente del
Pueblo Sol Rojo